LA PACIENCIA

7 abril 2009

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LA PACIENCIA

«Tenéis que ser pacientes, tened paciencia»

Los HHMM

Otra de las cualidades a practicar es la paciencia. Pero no es una cualidad más sino la que se puede considerar que emana más directamente del amor.

Paciencia y amor.
Un acto de amor es confiar en el Universo, que nos ama. Existen unos trabajos, un proceso programado y sólo nos toca esperar a que se cumpla. Es más, en esta programación quizás hemos intervenido nosotros mismos, pero ahora somos inconscientes de ello.

Paciencia es humildad.
La paciencia es también un rasgo de humildad, al aceptar este programa de vida aunque nuestro ego no lo entienda:

«Y también, ese rasgo de humildad, en nosotros innato, nos hace ver cuándo hemos perdido acaso la paciencia en cualquier desarrollo en el deambular por esos multiversos.

Nos aplicamos una reforma interna psicológica, y nos incluimos en un paréntesis. En un paréntesis en el que debemos transmutar todos nuestros procesos egoicos, ya desde un principio. Desde el primer momento en que, a nivel infinitesimal, advertimos que estos se producen. Y así vamos regenerando y transmutando».

La paciencia es también aceptación de las condiciones de juego:

«Sí, mucha paciencia, porque si para todos el universo es igual, no serán iguales los efectos que produzca el rayo sincronizador, porque el mismo impulsará aquellas simientes que están ya sobrevolando un espacio, y hundirá más y más hacia tierra, aquellas otras que aún no han despuntado».

Y también sabiendo que el mismo proceso personal de cada uno sigue un ritmo que le es propio.

Paciencia para transmutar.
En definitiva, es totalmente imprescindible para llegar a la anhelada transmutación:

«Para la transmutación no se precisa otra cosa que paciencia, equilibrio, mucha humildad y, sobre todo, amor por los cuatro costados. Amor de entrega desinteresada, sin interés alguno».

Porque paciencia es sinónimo de amor y bondad:

«El amor es más que un sentimiento, es equilibrio completo de nuestro cuerpo y espíritu, de nuestro pensamiento, y en ese equilibrio avanzamos hacia un mundo de percepción. Entramos, digamos, directamente por la puerta principal de nuestra más íntima concepción adeneística, porque en el fondo el mundo de las percepciones se crea entre los pliegues mismos del desarrollo nucleico, adeneístico. Es una extrapolación mental que nuestro cuerpo, envuelto de energía amorosa, de plena sensación de felicidad, de tranquilidad, de equilibrio, de humildad, de paciencia, de saberse único en este mundo tridimensional, pero compuesto de todos nosotros, de todo lo que nos rodea, en ese mismo momento, nos llenamos de amor.

Por lo tanto, estamos hablando de un amor absoluto, de un amor total. En este punto la mente humana se doblega ante la voluntad imperiosa del espíritu, y accede a abrir esa puerta de la percepción».

Paciencia.- Cualidad del que sabe esperar sin desesperar, ocupándose sin preocuparse, sabiendo que lo que tenga que producirse se producirá y en el momento idóneo para ello.


RELATIVIZAR

28 marzo 2009

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RELATIVIZAR

«Lo único que tenemos que hacer es no pensar y sí relativizar todo nuestro entorno desde una óptica superior»

Shilcars

Después del compromiso, de la decisión de emprender un camino de perfeccionamiento, con humildad y liberados de apegos, hemos de empezar a aprender a relativizar.

Necesitamos relativizar.
En nuestra existencia cotidiana le damos demasiada importancia a cosas que en realidad no la tienen, nos paramos en nimiedades y a veces en caprichos. Es cierto que tenemos un plan de vida y que nuestra existencia es relativamente importante. Para apreciar esa relatividad tenemos que partir del pensamiento objetivo, de la intuición con la que podremos calibrar mejor la importancia de cuanto nos sucede.

Necesitamos relativizar tanto los triunfos como los fracasos, y considerar que son experiencias que sirven para tomar perspectiva de lo que somos, y retroalimentar así al espíritu. En definitiva, ocasiones para aprender a transmutar lo vivido, con una mayor consciencia.

«Llegará el momento en que relativizaréis todo el aspecto material y tridimensional, y le daréis todo el valor que se merece, que es mucho, y será mucho, pero mucho más será cuidar el aspecto interior, el aspecto espiritual».

Incluso es conveniente relativizar la relativización que podamos ejercer sobre el mundo tridimensional. No conviene relativizarlo de forma radical y prematura, menospreciarlo o apartarnos de él. Relativizar no es despreciar, sino poner en su justo término el valor de cada cosa, de cada situación, de cada propósito, de forma equilibrada.

En cambio sí es conveniente «… relativizar nuestros apegos, miedos, angustias, desesperos, tibiezas, templanzas, etc», porque esto nos ayuda a crecer, a transmutar mediante la comprensión.

De esta forma, relativizar nos ayuda a desapegarnos, a encontrar nuestra libertad, a equilibrar nuestro pensamiento:

«Si sois capaces de relativizar vuestro conjunto ergonómico, habréis conseguido algo muy importante, que es ser libres. Porque si consideráis relativo todo cuanto os rodea, aunque rico e importante por su contenido espiritual, pero relativo en cuanto a la ilusoria realidad de la materia, empezaréis a creer en la realidad del desapego. Y en el desapego llegará la verdad. Y amigos, hermanos, la verdad os hará libres».

Relativismo.-Todo está interrelacionado y es relativo, nada que pertenezca al mundo de la manifestación constituye un principio absoluto, sino que opera en relación con otros factores. Desde el punto de vista del conocimiento y de las actitudes el relativismo nos lleva a no identificarnos con nada, a valorar en poco lo aparente, a no apegarnos a ninguna postura o deseo.


El Desapego

27 febrero 2009

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EL DESAPEGO

«Vencer conscientemente esas partes oscuras de nuestra psicología, nuestras dependencias, nuestras debilidades, nuestros miedos»

Shilcars

Hemos aprendido a mejorar nuestra vida interior, a utilizar la mente con eficiencia, en lugar de perdernos en el raciocinio y el intelecto. Hemos descubierto el pensamiento objetivo que aprovechamos en la auto-observación y la meditación. Incluso estamos dispuestos a un cierto grado de humildad. Pero llega la hora del compromiso.

El ser humano de nuestra generación se encuentra en un momento de cambio, de transición hacia las futuras, aunque ya próximas, sociedades armónicas. Estamos atravesando un tiempo crítico en nuestra evolución como humanidad, un momento que ya está muy cercano al salto cuántico vibracional, a nuestro «despertar» para descubrir lo que realmente somos: Seres de las Estrellas.

En estos tiempos todo se acelera y por ello mismo ahora urge implicarse en un trabajo espiritual de observación interior, en el que va a ser necesario que prestemos atención en la importancia de aplicarnos verdaderamente en el desapego….

¿Qué es el desapego?.
Para entender el desapego hemos de partir del concepto de «apego», visto este como la actitud de aferrarnos a algo –por parte de nuestra naturaleza tridimensional-, para sentirnos seguros: objetos, personas, ideas, creencias, actitudes, patrones de comportamiento, etc.

El apego nos convierte en seres dependientes, privados de libertad, limitados.

El apego nos inmoviliza precisamente en un momento en que es más necesario que nunca abandonar viejas pautas y esquemas mentales obsoletos.

Dichos esquemas nos pueden impedir abordar debidamente el cambio, ya que para ello se necesitan nuevas formas de pensamiento: «Nos referimos al desapego psicológico, (…) al vencer conscientemente esas partes oscuras de nuestra psicología, nuestras dependencias, nuestras debilidades, nuestros miedos.» .

Nos dice Shilcars que nuestro nivel vibracional nos da cierta ignorancia y la ignorancia es dolor. Y el dolor es a su vez un apego a causa de la ignorancia.

«La solución está en la auto-observación de instante en instante, en darse cuenta que ese apego no significa, de ninguna manera, amor, sino posesión egoica. Es un ego que ama aquello que cree que le pertenece; pero vuestros seres queridos no os pertenecen.

Vuestros seres queridos son almas que están con vosotros deambulando, ayudándoos a aprender, lo que tiene lugar precisamente cuando os dais cuenta del sufrimiento del querer egoico.

Llegaréis a comprenderlo, y en ese instante los querréis aún mucho más. Y al mismo tiempo a los demás, sin diferencias. Este es el primer paso para entender el proceso de hermanamiento».

Y continúa diciendo que para entender el hermanamiento se tiene que amar profundamente. Pero no solo a los que conocemos, también a los que no conocemos. También a los desconocidos que se presentan ante nosotros, como una prueba para ver si realmente hemos comprendido la lección, sobre todo si se presentan con cierta animosidad o violencia.

Continúa nuestro hermano «No se trata de romper con nada ni con nadie. Eso sería huir del problema, eso sería aumentarlo en grado sumo. Se trata de comprender el problema para que este deje de aparecer en nuestra pantalla mental».

Consideraciones sobre la necesidad de desapego

-Reconocer sinceramente que nuestra verdadera y real naturaleza es espiritual.

-El trazar la aventura en este plano tridimensional es para comprender todos los procesos e interrelaciones de energías que se dan en nuestra existencia, con el fin de contemplar al Absoluto.

-Al no ser este plano tridimensional el verdadero, es ilusorio, y al estar arraigados a él por los apegos, no hacemos uso del libre albedrío ni de la libertad verdadera.

-El ego tiene por misión contrarrestar la liberación de la conciencia.

-Anhelo de la necesidad del despertar de conciencia, producido por la comprensión intuitiva del desapego.

Tipos de apego/desapego.
Aunque el origen de todos los apegos es psicológico, a nivel práctico se manifiesta de muy distintas maneras:

· Apego material: dinero, posesiones, todo tipo de placeres mundanos, etc.
En nuestras sociedades siempre se ha identificado el tener con el ser. Cuando el ser humano identifica algo como de su propiedad, considera que lo que posee forma parte de él mismo, creyendo así que amplía su poder y asegura su (falsa) identidad.

· Apego afectivo: a nuestros familiares, seres queridos, nuestras mascotas, objetos que entrañan para nosotros un especial cariño por lo que simbolizan, etc.
Ello en realidad es el reflejo de una actitud egoica arraigada muy profundamente en el ser humano: el miedo a la pérdida, porque inconscientemente teme que, si desaparece aquello a lo que se aferra, también desaparecerá él mismo. Necesitamos que el «exterior» nos devuelva nuestra imagen, pero lo hacemos de forma distorsionada. En el fondo no es más que el temor a la desaparición del ego (temor al desapego).

· Apego mental o intelectual: Vivimos en un mundo en el que imperan ideas alienantes, con el único fin de tener nuestras mentes controladas por grandes intereses, creados por grupos poderosos de índole económica, religiosa, política, gubernamental, etc. Para ello se ha elaborado una estructura basada en preceptos, credos, pensamientos ajenos, doctrinas…, en la que prima la explotación del miedo, morbo, sentimientos de baja pasión, explotación del hombre por el hombre, etc., con el fin de tener ocupada nuestra mente con apegos de todo tipo, que nos llevan incluso a caer en el fanatismo.

El camino hacia el desapego.
Como el apego no es más que una actitud mental basada inconscientemente en el miedo, la actitud opuesta o desapego significaría trabajar por la superación de ese miedo. Y la primera dificultad que nos encontramos es que a nivel egoico -y prácticamente por sistema- rechazamos todo lo que suponga apartarnos de nuestra rutina, de los hábitos adquiridos, de todo lo que nos hemos provisto, que identificamos como necesidades imprescindibles.

Sin embargo, es relativizando todo lo que nos rodea –lo material y nuestras circunstancias tridimensionales- como iniciaremos nuestro camino hacia el desapego: «El mundo tridimensional es únicamente una herramienta para escenificar unos determinados actos vitales y aprender de ellos. El mundo tridimensional es una especie de espejo en el que nos reflejamos para ver nuestra imagen».

Y cuando llegamos así a comprender la finalidad de este mundo ilusorio, de experimentación, nos damos cuenta de que lo único que necesitamos es fluir. Y fluir en este caso es desapego.

Desapego a su debido ritmo.
Pero también es necesario comprender que en nuestro nivel el desapego total y absoluto es imposible y hasta contraproducente, ya que como dice Shilcars «mientras el ser humano exista en este plano tridimensional, deberá vivir en la dualidad y, por lo tanto, será necesario el ego.»

Una forma de ir preparando ese camino hacia el desapego total es ir lentamente, con un orden de prioridad. Empezar por lo más sencillo, como puede ser acostumbrarse al desapego de lo más material y mundano: comodidades físicas, posesiones materiales, privilegios, seguridad… para luego ir subiendo poco a poco en la escalera imaginaria del desapego.

Entonces, habiendo subido lo suficiente, será muy fácil extrapolar nuestro pensamiento y trasladarnos al mundo de la adimensionalidad, al mundo de lo que es auténticamente real.

Pero ¿para qué? ¿cuál es la finalidad de todo ello?.
Lo que se pretende es que el ser humano de nuestra generación pueda abandonar las ataduras que le limitan, aun cuando siga inmerso en su entorno y sus condicionantes. Y con ese desapego psicológico, con el que perfeccionará su pensamiento, pueda observarse a sí mismo dentro de un proceso de retroalimentación que le llevará a la iluminación, a la comprensión de su verdadera identidad, de su sentido de Unidad y Hermandad con toda la Creación.

«… Su pensamiento ya no será de individualismo sino de comunión con el cosmos y sus criaturas. El hombre de la presente generación va a despegarse totalmente de la materia, en un sentido de posesión. Y a través de ese sentimiento de desapego lo va a tener todo».

«La iluminación aparece en el momento en que conseguimos ese equilibrio total, ese desapego circunstancial total, que nos permite rememorar las experiencias tridimensionales y asumirlas y transmutarlas en ese chispazo instantáneo de iluminación».

Es decir, el objetivo final es que mediante una actitud de renuncia consciente, el ser humano venza la entropía que le tiene atrapado, sepa abandonar lo que no conviene a su avance evolutivo y pueda así alcanzar la transmutación con el sentimiento de verdadera libertad que eso conlleva.

«¿Y libertad qué significa? Libertad significa independencia, o lo que es lo mismo, no dependencia de apegos».

Apego.- Una tendencia a aferrarnos a algo o alguien para sentirnos seguros. Los apegos crean dependencias, nos limitan, nos esclavizan, son egoicos. Nos pueden llegar a hacer perder la libertad.

Desapego.- Lo contrario de apego. El desapego equivale a la no dependencia, a la libertad, a la ausencia de temor por la pérdida de algo que nos pertenece o creemos nuestro. Mientras que el apego es una tendencia típica del ego, el desapego es una tendencia espiritual, pues el espíritu en su plenitud no depende de nada externo.


La Meditación

24 febrero 2009

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LA MEDITACION

«En nuestro nivel pasamos gran parte de nuestra existencia en estados de meditación».

Shilcars

El pensamiento objetivo, o sea, con la realidad absoluta, podemos propiciarlo a través de la meditación, buscando un espacio, un tiempo y lugar para elevar nuestra mente hacia este espacio adimensional, llenos de humildad.

«…..en nuestro nivel pasamos gran parte de nuestra existencia en estados de meditación. Destinamos más del 90 por ciento de nuestra vida psíquica a estados de contemplación, y tan solo un 5 por ciento, y a veces menos, en atender necesidades físicas».

«Ante todo sois libres para escoger vuestro tiempo, vuestro trabajo. Claro que también os puedo decir que el músculo se desarrolla en el gimnasio, en base a una gimnasia. Vuestro pensamiento se desarrollará en base a la comunicación, a la reflexión y la meditación».

«En ese mundo tridimensional existen las formas pero en el atemporal solamente existe la realidad, y por lo tanto podemos deshacer todo entuerto. Porque el imposible no existe».

Todo lo que nuestro pensamiento pueda abarcar está controlado o codificado a nivel mental. Entonces podemos variar esas constantes por el solo hecho de la comprensión, con la comprensión de nuestras limitaciones.

Nos dicen que debemos tener en cuenta que esta comprensión no se alcanza en este nivel físico. Que debemos trascender un espacio como es natural. Un espacio físico que nos traslade a ese espacio atemporal.

«Y Si puedo deciros que cualquier ejercicio de meditación, de recogimiento, de silencio -de ese silencio entendido como sublime al trasluz de un sentimiento de anhelo en pos de la plenitud y del recogimiento espiritual-, es factible y positivo».

Todo proceso que persiga un perfeccionamiento por sí mismo, no es del todo positivo y puede dar razón a pérdidas importantes de tiempo.

Existen un sinnúmero de ejercicios con los que acceder a la sensibilización y puesta a punto del control de nuestras emociones y por ende del equilibrio físico y psíquico.

Existen muchas contradicciones también, porque cada individuo tiene o necesita una vibración distinta y un mismo ejercicio no tiene por qué ser válido a todo el mundo. Entonces se exige ante todo de una comprobación, un periodo de reflexión y estudio acerca de la viabilidad concreta de un determinado ejercicio.

Si nuestro pensamiento está en una onda o en unos grados de onda inferiores, lo lógico es que redunde en una comprensión limitada. Pero ese mismo pensamiento puede trascender ese espacio y comprender una onda, una comprensión lógica y coherente mucho más amplia, por lo tanto todo es relativo.

Debemos actuar de forma que nuestra mente se relaje y active pasajes de nuestra historia más reciente. Debemos ponerla en el nivel en que nos sea posible activar ciertas áreas de ese cerebro dormido o semi-dormido, de activar más y nuevas conexiones de neuronas que no utilizamos o infrautilizamos.

Y debemos ser lo suficientemente hábiles como para penetrar en ese espacio.

Escribía un compañero: «Para mí la meditación no es más que nada, es ese sentimiento de unidad, ese sentimiento de desprendimiento, de amor, de no deseo, ese sentimiento de dar a los demás sin esperar nada a cambio, ese sentimiento que nos hace humildes, pacientes, amorosos, bondadosos, ese sentimiento que parte del corazón y no de la mente, ese sentimiento que aparta, sin uno darse cuenta, los sentimientos de desconfianza, de temor, de odio, de amargura, de separación, etcétera».

Meditación.- Ejercicio de introspección, de auto-observación, de conexión con nuestra realidad interna.

Hay distintos grados de meditación: la concentración (dhyana), la contemplación (dharana) y la absorción o unión (samadhi), que anula la ilusión de la dualidad.


El Pensamiento Objetivo

8 febrero 2009

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EL PENSAMIENTO OBJETIVO

«Despejad de vuestra mente ese estado ilusorio, salid de vuestra burbuja ilusoria y automáticamente radicaréis vuestro pensamiento objetivo en la adimensionalidad, que es el lugar y no lugar, donde vuestro pensamiento se recreará en ideas y conceptos objetivos»

Shilcars

El pensamiento objetivo.
El pensamiento objetivo es el pensamiento adimensional, el de la inspiración, intuición, creatividad, en tanto que el pensamiento subjetivo es el de la lógica intelectual, determinista, tridimensional y por lo tanto egoico.

El pensamiento objetivo es pues creador y se retroalimenta continuamente dando lugar a un infinito número de posibilidades. El pensamiento objetivo fluye por sí mismo, al instante, sin pensar.

En cambio, el pensamiento subjetivo es producto de un razonamiento y se formula por medio del lenguaje. El pensamiento objetivo abarca todos los ámbitos y no se reduce al lenguaje verbal, sino que es a la vez expresión abstracta, musical, plástica, geométrica, etc.

«Es el contenido abstracto, universal y creativo de la mente superior. Es real y fluye de instante en instante. Podemos acceder a él mediante la conexión con las esferas adimensionales».

Se trata de no pensar.
Accedemos al mundo del pensamiento objetivo por medio de la intuición, y mediante la extrapolación mental a la adimensionalidad. También podemos acceder a través de los sueños, en los que nos vemos libres de las ataduras tridimensionales. Aunque en los sueños también se sufre, porque estamos en un mundo de experimentación ilusoria, creado por nuestra mente.

En cambio, como dice Shilcars: «En el mundo adimensional no necesitamos mente ni intelecto, necesitamos ser. Y en este ser constante está la razón de todas las cosas en el universo. Este ser que somos todos y cada uno de nosotros, y a la vez todo. En este radica la verdadera razón de la existencia y de la no existencia, del ser y no ser. Y este es el punto al que deberemos llegar, pero no llegaremos a través del lenguaje tridimensional, no llegaremos a través de los maestros, porque ellos nunca podrán otorgarnos ese traspaso hacia ese mundo del pensamiento objetivo».

El pensamiento para comprender.
Por eso, para clarificar nuestra situación en el espacio-tiempo tenemos que sumergirnos en el pensamiento objetivo y, de esta forma, reconoceremos que el mundo tridimensional es pura fábula, una ilusión creada por los sentidos para experimentar. El pensamiento objetivo es creatividad, realidad. Para llegar a éste necesitamos equilibrio, armonía y desapego. Estas condiciones se crean por medio de la auto-observación y del hermanamiento. Porque el pensamiento objetivo es también amor.

Inmersos en este mundo tridimensional, olvidamos, a menudo, la razón real por la que estamos en él: estamos aprendiendo de cada instante, de cada situación.

La mejor herramienta que tenemos para superar las barreras del día a día en el escenario que es nuestra actual vida, es dejar fluir el pensamiento. Así, descubriremos que todas las dificultades con las que peleamos diariamente son escenas que hemos creado expresamente para aprender de ellas y trasmutarlas; para crecer.

«En definitiva, amigos míos, si llegáis a dejar fluir el pensamiento, a comprender exactamente el posicionamiento psicológico, el porqué estáis aquí y hacia dónde vais, y digo profundamente, los problemas dejarán de existir».

Pensamiento objetivo.- Es el contenido abstracto, universal, y creativo de la mente superior, es real y fluye de instante en instante. Podemos acceder a él mediante la conexión con las esferas adimensionales.

El pensamiento no es energía, aunque en el mundo tridimensional se manifieste energéticamente. El pensamiento utiliza un tipo de Energía en mayúscula de naturaleza cualitativa diferente a la energía electromagnética. Lo único que de verdad existe es nuestro pensamiento, solo somos pensamiento.


EL EGO Y EL ALMA

18 enero 2009

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EL EGO Y EL ALMA

«El ego es el soberano de este mundo de manifestación»
Shilcars

El ego es la concepción, como pensamiento, que adopta en nuestra mente, nuestra idea, sobre lo que percibimos de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.

El ego.
El ego es un aspecto inherente al mundo tridimensional, caracterizado por la dualidad, la apariencia y la ilusión. Preserva y mantiene las formas valiéndose de todo cuanto está a su alcance, el apego, la identificación, el miedo, el deseo, etc.

Consciencia tridimensional de nosotros mismos como personas que vivimos y tenemos experiencias. El ego no es una entidad energética, sino que se conforma en el momento en que nos encarnamos en los planos tridimensionales (el ego psicológico cotidiano), que se erige para registrar, controlar y dirigir vivencias y experiencias, estructurando así y retroalimentando así nuestro pensamiento.

Dice Shilcars: «El ego es el soberano de este mundo de manifestación, y verdaderamente quiere sus derechos, y los exige. Como también exige que no se haga caso o atención a esos otros aspectos verdaderamente importantes y trascendentes, y plenos de realidad como son los mundos paralelos. … el ego siembra desconcierto, confusión y aprovecha la dispersión para sentarse a dirigir».

Siendo producto de su reino lo ilusorio y lo dual, «más allá de este mundo el ego no tiene una connotación». El ego no puede operar en el mundo adimensional. Por su naturaleza intrínsecamente tridimensional, viene a ser una prueba de fuego por la que, indefectiblemente, tenemos que atravesar para superar nuestra idea de separación y los miedos ocultos de nuestra experiencia humana evolutiva, y que nos preparará para percibir lo verdadero, lo real. En este sentido, los HHMM nos dicen que, en este plano, el ego siempre estará ahí, con nosotros y que, en cierto modo, es un aliado para aprender.

En este camino, el humano experimenta una lucha dual entre el pensamiento y el ego que siempre tienta para «haceros sucumbir en todos vuestros buenos propósitos, pero al final, lo que al final cuenta es el libre albedrío». «El ego, en nuestra fase actual evolutiva, se comporta de forma muy territorial, estableciendo oposiciones, celoso de lo propio: a veces se deja llevar por el temor y la desconfianza, y se arma de toda clase de tretas para evitar que descubramos nuestra auténtica realidad, pues en ello teme una pérdida para sí mismo».

Nuestros hermanos nos hablan de establecer un contacto más cercano entre nuestro pensamiento y el ego, «El ego puede transmutarse a una conciencia más elevada y comprensiva que no se fundamente en el miedo, sino en el amor, en este caso se habrá producido el salto cuántico evolutivo que necesitamos». Este paso es lo que muchas escuelas denominan «la muerte del ego», por haber quedado inhabilitada la estructura antigua al pasar a otra nueva. No se trata, pues, de que el ego desaparezca, lo cual no es posible mientras estemos encarnados, sino de que se transforme en un cooperador activo del espíritu.

El alma.
El alma es tan sólo un concepto para definir un estado tridimensional, calificativo de algo que en realidad no existe como tal. «Y el alma no existe por cuanto nadie, aun disponiendo de consciencia, existe. Por lo que no existe ninguna consciencia. Si acaso existiere una consciencia en el mundo de manifestación, no lo sería. Sería un ego disfrazado de consciencia». La universalidad nos transporta hacia a un mundo absoluto, en el que únicamente existe vibración. Existen seres humanos que se identifican y congenian a través de otros seres, que en el fondo son réplicas de sí mismos. Porque todos somos réplica de sí mismos en un absoluto, en el uno.


LA DUALIDAD Y LA UNIDAD

13 enero 2009

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LA DUALIDAD Y LA UNIDAD

«Somos espejos unos de otros»

Shilcars

El ego, concreto y materializado en un cuerpo, como contrapartida de nuestra otra parte espiritual, sutil e inmaterial, ha de establecer convivencia en equilibrio y no siempre es fácil.

La lucha dual

En este permanente deambular en el mundo tridimensional, mundo dual, que nos parece real, aunque es relativo, el humano experimenta una lucha interior en su búsqueda de «lo que es correcto» o, por lo menos, de lo que le permita llegar a un equilibrio.

Normalmente, esta lucha interior es trasladada al exterior al proyectar nuestro extremo no aceptado de la dualidad hacia las otras personas, pareciéndonos, entonces, que actúan incorrectamente. En el fondo son nuestros espejos si sabemos ver en ellos la parte que no aceptamos en nosotros, lo cual no es fácil debido a nuestros hábitos tridimensionales.

Shilcars nos dice: «Así, de este modo, las experiencias vivenciales de todos y cada uno de nosotros nos sirven a cada uno de nosotros de espejo y de referencia».

Para aceptar el pensamiento de que son espejos, precisamente nuestros, bastará aceptar la idea de la hermandad, de la unidad que somos. No somos seres separados unos de otros, individuos aislados, sino que algo nos une, que es este pensamiento común, el cual deja de escucharse cuando estamos centrados en el mundo tridimensional, el mundo del ego, el del individualismo y la separación.

Pensar que la hermandad solo significa amar a los hermanos es una idea pobre. Pensar en la hermandad es aceptar que nuestro escenario tridimensional, creado por nosotros mismos, no puede ser objeto de nuestro desamor. Sería contradecirnos, sería no amarnos a nosotros mismos. Hermandad es sinónimo de unidad, al igual que el Absoluto es una unidad por más que la veamos diversificada en su manifestación.

Y ya que al ego le cuesta aceptar la idea de la unidad porque significaría para él su disolución, hemos de saber abstraernos para situarnos en el mundo adimensional y, desde allí, hacer nuestra observación. Entonces veremos que ninguna de las dos versiones tienen la verdad absoluta, ni es desacertada completamente. No hay actuaciones correctas ni incorrectas. Todas lo son y ninguna lo es.

La unidad

Nuestra búsqueda espiritual es la de la unidad, equilibrando el ego con el mundo adimensional.

La humildad y la hermandad nos ayudan a ello y, al respecto, los HHMM señalan: «A través del dolor, uno se da cuenta del lugar en que su ego, su mente tridimensional le ha situado, y empieza a nacer en él la humildad. Y evidentemente con la humildad se establece conexión, muchísimas veces, con los mundos sutiles». «No se trata de que el ego desaparezca, lo cual no es posible mientras estemos, encarnados, sino que se transforme en un cooperador activo del espíritu».

Los Hermanos Mayores nos exhortan constantemente al desapego, y al no deseo, así cerramos la puerta al ego, propiciando ese estado del «religar» con nuestro ser interior o réplica genuina, que siempre ha estado ahí, esperando nuestro momento de maduración y personificación en las nuevas sociedades armónicas.

Alcanzado el equilibrio, llega la unidad, y con ella un mayor nivel de conciencia o vibración. Con la correspondiente presencia de nuestro ego en dicha manifestación para tener la oportunidad de trabajar otra vez en la búsqueda de una unidad más perfecta. Y así sucesivamente.

Dualidad.- Percepción en forma de pares de opuestos. Por ejemplo, el pensamiento y su pensador, el bien y el mal, lo positivo y lo negativo. El origen de tal ilusión es el sentido de la separación. Nos sentimos separados del universo debido a que la percepción de nuestra individualidad se transforma en una interpretación egoica.

Por otra parte, la dualidad, siendo ilusoria, permite la manifestación del universo, basada en la organización de pares de opuestos que interactúan. Por tanto, la dualidad en sí misma es la forma en que tiene lugar la manifestación. La dualidad armónica no se entiende como enfrentamiento sino como cooperación de elementos complementarios. No se puede suprimir la dualidad, pero sí llegar a comprender su sentido y armonizar sus actuaciones.

Unidad.- Conciencia de que todo participa de un mismo principio y de una misma esencia. Esta conciencia parte de la hermandad y produce un desarrollo armonioso en la sociedad.


LA ADIMENSIONALIDAD

10 enero 2009

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LA ADIMENSIONALIDAD

«Mediante el acceso a lo adimensional nos ponemos en contacto con la Realidad y la creatividad del pensamiento objetivo»

Shilcars

La adimensionalidad.
«La adimensionalidad es la realidad que está fuera del espacio tridimensional, limitante, en el que nos desenvolvemos. Lo adimensional es lo objetivo, lo creativo, lo auténticamente real. De la adimensionalidad procedemos y es el lugar donde está nuestra mente superior, nuestro espíritu.Mediante el acceso a lo adimensional nos ponemos en contacto con la Realidad y la creatividad del pensamiento objetivo».

El mundo tridimensional es limitado, está encajonado en nuestro ángulo o forma de visión, siempre subjetivo, por lo tanto, nunca puede alcanzar la totalidad, que es la verdadera realidad. Una realidad parcial no es la verdadera realidad.

Para alcanzar esta realidad tendremos que elevarnos a este espacio sin límites, sin dimensiones, un espacio que no es espacio. Estamos bajo el espejismo de la fragmentación de la luz. Si miramos un pez en una pecera cuadrada, solo podemos observarlo por una cara. Solamente vemos una parte del pez, pero no lo vemos en su totalidad, cuando lo normal sería observar ese mismo pez desde todos los ángulos.

Llegar a captar la realidad.
Sili-Nur nos dijo: «Sin duda tenéis una norma de conducta impuesta o predeterminada por vuestro propio espíritu porque, en la adimensionalidad de la que partís, habréis corroborado qué partituras vais a representar sinfónicamente y cuál es vuestro papel en la sinfonía. Todo está escrito y magistralmente dirigido por la Energía, por el Fractal. Más allá de la sinfonía que os ha tocado interpretar en esta etapa de vida o existencia, no existe nada más, por cuanto no está predeterminado aún. El único capaz de hacerlo es vuestro propio espíritu, o sea, vosotros mismos, con total conciencia». Es decir, que hay que trabajar desde el punto de vista del espíritu para ver la verdadera realidad de las cosas.

«Y, cuando abráis la puerta de la adimensionalidad os penetrará la comprensión. Y esa luz y comprensión alumbrará al hermano, al compañero, para que este a su vez inicie una vez más dicho proceso de alumbramiento».

La vibración de la adimensionalidad.
Alguien preguntó qué vibración tenemos en la adimensionalidad. Shilcars contestó : «En la adimensionalidad nosotros no tenemos vibración energética posible porque estamos compuestos de Pensamiento, y el Pensamiento no es energía. Es una Energía en mayúscula que no puede englobarse en esa particularidad específica con que denominamos a la energía tridimensional, dentro del holograma cósmico. Entonces en ese proceder, nuestro Pensamiento es lo único que prevalece. Nuestro Pensamiento sí dispone de una vibración determinada, pero nunca dentro del aspecto de la energía, sino de algo muy superior a la energía, digamos Energía en mayúscula».

Pronto podremos abrir nuestra mente.
Con la llegada del rayo sincronizador nuestras mentes se abrirán y serán capaces de tener esta mayor visión de forma natural. Shilcars nos dice: «Sí, efectivamente, vamos a decirlo nuevamente, claramente también: todo individuo, ser humano, que esté dentro de las coordenadas del Tiempo Simbólico Estelar del Yo en Retroalimentación y lo que ello significa, tiene la suerte echada y, por lo tanto, va a experienciar propiamente la venida del rayo sincronizador. Y a elevar su vibración hasta el punto de reunificar todas sus existencias, y todos sus planteamientos o arquetipos mentales, e iniciar una nueva andadura por ese mundo de manifestación.

… Aunque concretamente para los que efectivamente está ya su suerte echada, a través de ese nuevo estado vibratorio, y porque, repito, os queremos muchísimo, queremos también evitar el dolor que podáis sufrir. Un dolor muy íntimo, no físico, claro está, pero sí moral, queremos evitarlo. Y deciros que trabajéis en la hermandad y en el amor, porque tal vez si no lo hacéis en debida forma, pudiéndolo hacer ahora, en estos momentos, tengáis luego un cierto remordimiento».

Adimensional.- Que está fuera del espacio tridimensional limitante en el que nos desenvolvemos. Lo adimensional es objetivo, creativo y real. De ahí procedemos y es el lugar donde está nuestra mente superior y nuestro espíritu. Mediante el acceso consciente a lo adimensional, desde la tercera dimensión, nos ponemos en contacto con la realidad y la creatividad objetiva del pensamiento. El traspaso adimensional nos permitirá evolucionar y conectarnos con la realidad, para atraer esa experiencia a este plano y transmutar nuestro ego.