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EL DESAPEGO
«Vencer conscientemente esas partes oscuras de nuestra psicología, nuestras dependencias, nuestras debilidades, nuestros miedos»
Shilcars
Hemos aprendido a mejorar nuestra vida interior, a utilizar la mente con eficiencia, en lugar de perdernos en el raciocinio y el intelecto. Hemos descubierto el pensamiento objetivo que aprovechamos en la auto-observación y la meditación. Incluso estamos dispuestos a un cierto grado de humildad. Pero llega la hora del compromiso.
El ser humano de nuestra generación se encuentra en un momento de cambio, de transición hacia las futuras, aunque ya próximas, sociedades armónicas. Estamos atravesando un tiempo crítico en nuestra evolución como humanidad, un momento que ya está muy cercano al salto cuántico vibracional, a nuestro «despertar» para descubrir lo que realmente somos: Seres de las Estrellas.
En estos tiempos todo se acelera y por ello mismo ahora urge implicarse en un trabajo espiritual de observación interior, en el que va a ser necesario que prestemos atención en la importancia de aplicarnos verdaderamente en el desapego….
¿Qué es el desapego?.
Para entender el desapego hemos de partir del concepto de «apego», visto este como la actitud de aferrarnos a algo –por parte de nuestra naturaleza tridimensional-, para sentirnos seguros: objetos, personas, ideas, creencias, actitudes, patrones de comportamiento, etc.
El apego nos convierte en seres dependientes, privados de libertad, limitados.
El apego nos inmoviliza precisamente en un momento en que es más necesario que nunca abandonar viejas pautas y esquemas mentales obsoletos.
Dichos esquemas nos pueden impedir abordar debidamente el cambio, ya que para ello se necesitan nuevas formas de pensamiento: «Nos referimos al desapego psicológico, (…) al vencer conscientemente esas partes oscuras de nuestra psicología, nuestras dependencias, nuestras debilidades, nuestros miedos.» .
Nos dice Shilcars que nuestro nivel vibracional nos da cierta ignorancia y la ignorancia es dolor. Y el dolor es a su vez un apego a causa de la ignorancia.
«La solución está en la auto-observación de instante en instante, en darse cuenta que ese apego no significa, de ninguna manera, amor, sino posesión egoica. Es un ego que ama aquello que cree que le pertenece; pero vuestros seres queridos no os pertenecen.
Vuestros seres queridos son almas que están con vosotros deambulando, ayudándoos a aprender, lo que tiene lugar precisamente cuando os dais cuenta del sufrimiento del querer egoico.
Llegaréis a comprenderlo, y en ese instante los querréis aún mucho más. Y al mismo tiempo a los demás, sin diferencias. Este es el primer paso para entender el proceso de hermanamiento».
Y continúa diciendo que para entender el hermanamiento se tiene que amar profundamente. Pero no solo a los que conocemos, también a los que no conocemos. También a los desconocidos que se presentan ante nosotros, como una prueba para ver si realmente hemos comprendido la lección, sobre todo si se presentan con cierta animosidad o violencia.
Continúa nuestro hermano «No se trata de romper con nada ni con nadie. Eso sería huir del problema, eso sería aumentarlo en grado sumo. Se trata de comprender el problema para que este deje de aparecer en nuestra pantalla mental».
Consideraciones sobre la necesidad de desapego
-Reconocer sinceramente que nuestra verdadera y real naturaleza es espiritual.
-El trazar la aventura en este plano tridimensional es para comprender todos los procesos e interrelaciones de energías que se dan en nuestra existencia, con el fin de contemplar al Absoluto.
-Al no ser este plano tridimensional el verdadero, es ilusorio, y al estar arraigados a él por los apegos, no hacemos uso del libre albedrío ni de la libertad verdadera.
-El ego tiene por misión contrarrestar la liberación de la conciencia.
-Anhelo de la necesidad del despertar de conciencia, producido por la comprensión intuitiva del desapego.
Tipos de apego/desapego.
Aunque el origen de todos los apegos es psicológico, a nivel práctico se manifiesta de muy distintas maneras:
· Apego material: dinero, posesiones, todo tipo de placeres mundanos, etc.
En nuestras sociedades siempre se ha identificado el tener con el ser. Cuando el ser humano identifica algo como de su propiedad, considera que lo que posee forma parte de él mismo, creyendo así que amplía su poder y asegura su (falsa) identidad.
· Apego afectivo: a nuestros familiares, seres queridos, nuestras mascotas, objetos que entrañan para nosotros un especial cariño por lo que simbolizan, etc.
Ello en realidad es el reflejo de una actitud egoica arraigada muy profundamente en el ser humano: el miedo a la pérdida, porque inconscientemente teme que, si desaparece aquello a lo que se aferra, también desaparecerá él mismo. Necesitamos que el «exterior» nos devuelva nuestra imagen, pero lo hacemos de forma distorsionada. En el fondo no es más que el temor a la desaparición del ego (temor al desapego).
· Apego mental o intelectual: Vivimos en un mundo en el que imperan ideas alienantes, con el único fin de tener nuestras mentes controladas por grandes intereses, creados por grupos poderosos de índole económica, religiosa, política, gubernamental, etc. Para ello se ha elaborado una estructura basada en preceptos, credos, pensamientos ajenos, doctrinas…, en la que prima la explotación del miedo, morbo, sentimientos de baja pasión, explotación del hombre por el hombre, etc., con el fin de tener ocupada nuestra mente con apegos de todo tipo, que nos llevan incluso a caer en el fanatismo.
El camino hacia el desapego.
Como el apego no es más que una actitud mental basada inconscientemente en el miedo, la actitud opuesta o desapego significaría trabajar por la superación de ese miedo. Y la primera dificultad que nos encontramos es que a nivel egoico -y prácticamente por sistema- rechazamos todo lo que suponga apartarnos de nuestra rutina, de los hábitos adquiridos, de todo lo que nos hemos provisto, que identificamos como necesidades imprescindibles.
Sin embargo, es relativizando todo lo que nos rodea –lo material y nuestras circunstancias tridimensionales- como iniciaremos nuestro camino hacia el desapego: «El mundo tridimensional es únicamente una herramienta para escenificar unos determinados actos vitales y aprender de ellos. El mundo tridimensional es una especie de espejo en el que nos reflejamos para ver nuestra imagen».
Y cuando llegamos así a comprender la finalidad de este mundo ilusorio, de experimentación, nos damos cuenta de que lo único que necesitamos es fluir. Y fluir en este caso es desapego.
Desapego a su debido ritmo.
Pero también es necesario comprender que en nuestro nivel el desapego total y absoluto es imposible y hasta contraproducente, ya que como dice Shilcars «mientras el ser humano exista en este plano tridimensional, deberá vivir en la dualidad y, por lo tanto, será necesario el ego.»
Una forma de ir preparando ese camino hacia el desapego total es ir lentamente, con un orden de prioridad. Empezar por lo más sencillo, como puede ser acostumbrarse al desapego de lo más material y mundano: comodidades físicas, posesiones materiales, privilegios, seguridad… para luego ir subiendo poco a poco en la escalera imaginaria del desapego.
Entonces, habiendo subido lo suficiente, será muy fácil extrapolar nuestro pensamiento y trasladarnos al mundo de la adimensionalidad, al mundo de lo que es auténticamente real.
Pero ¿para qué? ¿cuál es la finalidad de todo ello?.
Lo que se pretende es que el ser humano de nuestra generación pueda abandonar las ataduras que le limitan, aun cuando siga inmerso en su entorno y sus condicionantes. Y con ese desapego psicológico, con el que perfeccionará su pensamiento, pueda observarse a sí mismo dentro de un proceso de retroalimentación que le llevará a la iluminación, a la comprensión de su verdadera identidad, de su sentido de Unidad y Hermandad con toda la Creación.
«… Su pensamiento ya no será de individualismo sino de comunión con el cosmos y sus criaturas. El hombre de la presente generación va a despegarse totalmente de la materia, en un sentido de posesión. Y a través de ese sentimiento de desapego lo va a tener todo».
«La iluminación aparece en el momento en que conseguimos ese equilibrio total, ese desapego circunstancial total, que nos permite rememorar las experiencias tridimensionales y asumirlas y transmutarlas en ese chispazo instantáneo de iluminación».
Es decir, el objetivo final es que mediante una actitud de renuncia consciente, el ser humano venza la entropía que le tiene atrapado, sepa abandonar lo que no conviene a su avance evolutivo y pueda así alcanzar la transmutación con el sentimiento de verdadera libertad que eso conlleva.
«¿Y libertad qué significa? Libertad significa independencia, o lo que es lo mismo, no dependencia de apegos».
Apego.- Una tendencia a aferrarnos a algo o alguien para sentirnos seguros. Los apegos crean dependencias, nos limitan, nos esclavizan, son egoicos. Nos pueden llegar a hacer perder la libertad.
Desapego.- Lo contrario de apego. El desapego equivale a la no dependencia, a la libertad, a la ausencia de temor por la pérdida de algo que nos pertenece o creemos nuestro. Mientras que el apego es una tendencia típica del ego, el desapego es una tendencia espiritual, pues el espíritu en su plenitud no depende de nada externo.