VIAJE A NUESTRO VERDADERO HOGAR

20 abril 2009

Esta experiencia la tuve con 30 años. Tal cual está en mi diario…así la comparto con mis hermanos.
De corazón…a corazón…

VIAJE AL HOGAR

Acabo de cumplir los treinta años, y paso las noches en casa de mi abuela. Hace unos meses que mi abuelo murió, y no quiero dejarla sola. Soy una mujer normal, sencilla, una incansable buscadora que se gana la vida, y disfrutando, cuidando a niños en una guardería. Ellos son maravillosos. Y mi vida cotidiana se alteró con la experiencia que os detallo a continuación. Es la madrugada del 15 de Junio. Esa noche me acosté tarde. Estaba intranquila y no sabía el motivo. Al final de quedé dormida. Pero un brote muy brusco de calor en la habitación me despertó. Encendí la luz de mi mesilla, miré el despertador y eran las tres y cuarto de la madrugada. No comprendí el calor tan intenso en mi habitación, cuando el resto de la casa estaba frío. El rostro, la cabeza y las manos me ardían. Me levanté y sin hacer ruido para no despertar a mi abuela, salí a la cocina. Tenía mucha sed y apuré un vaso de agua, y como no tenía sueño fui hacia el ventanal del salón que daba a la avenida y me quedé mirando el todavía cielo estrellado. A los pocos minutos dejé de oír los ruidos de la calle. Me sorprendí. Pensé que era a causa de algún problema auditivo. Comencé a sentir un sueño inusitado, repentino. Sentía que iba a perder la consciencia. Era un sopor tan fuerte que no podía ni mantenerme en pié. Como pude, y agarrándome a las paredes y a todo aquello que encontraba en mi recorrido hacia la cama, me tumbé, y allí comenzó todo. A mi izquierda, y delante de la mesilla, había un hombre vestido de blanco, con un uniforme parecido al de los celadores de los hospitales, pero de un blanco tan reluciente que sensibilizaba bastante los ojos. No era alto, quizás un poco más bajo que yo, y mido 1,70 pero su tórax, cuello y cabeza no me parecieron muy normales. Su pecho era de constitución atlética, muy desarrollado. Cuello grueso y pequeño. Cabeza grande en proporción con el tronco. Su piel ligeramente bronceada en un tono dorado precioso. Boca a penas tenía: pequeña, labios diminutos y metidos hacia dentro. Nariz ancha. Ojos grandes ovalados y ladeados hacia las sienes de color verde claro y muy transparente. Y su pelo… casi no se le veía. Me dio la impresión de que era un rubio casi blanco y lo llevaba muy cortado, al estilo militar. El me sonrió y me pidió una mano. Yo le extendí la mano derecha, pero él me indicó la izquierda, me cogió fuertemente de ella y sentí cómo mi cuerpo se elevaba por encima de la cama en horizontal. Y digo mi cuerpo, porque asustada por tal evento intenté asirme a algo, y lo único que pude arrastrar con mis manos unos segundos fueron las sábanas y la colcha. Al instante me vi en un túnel oscuro yendo a una velocidad supersónica, pues casi no podía respirar, y mi cuerpo me dolía mucho. Cuando llevaba un buen rato así, recordé que esa experiencia la tenía aquéllos que habían muerto o se estaban muriendo, y me quedé perpleja. Y me paré. No podía avanzar, pero tampoco retroceder. Entonces me acordé de un Ser muy querido para mí y me tranquilicé, y exclamé con mi voz de siempre, aunque el eco la amplió mucho más: ¡Si es cosa tuya… adelante! Y de nuevo volví a la acelerada carrera. No sé cuanto tiempo estuve así, pero se me hizo eterno. Comencé a vislumbrar un foco de Luz a lo lejos, y éste se iba haciendo cada vez más grande. Llegó el momento en el que fui tragada por aquélla luminosidad y cuando alcancé el otro lado, me vi en el interior de una gruta, toda ella iluminada con una luz azulona que desprendía la roca. Frente a mí había una puerta de madera, más estrecha y no muy alta. La abrí y me encontré ante un paraje bastante extraño si lo comparaba con lo que había dejado atrás, pero que me resultaba muy familiar. Al otro lado de la puerta había cuatro escalones de piedra, y los bajé con cuidado, pues brillaban mucho y me daba la sensación de que estaban mojados. Después bajé una gran pendiente y seguí caminando lentamente, tanteando el terreno, y siempre hacia abajo. Llegué a una pequeña ciudad, donde había mucha gente por las calles hablando entre sí, sonrientes, alegres, todos vestidos de blanco. Había niños, ancianos, parejas, familias enteras… pero nadie estaba solo. Me sorprendí mucho al ver que todos me conocían y me saludaban y me llamaban Raquel. Intentaba con toda mi alma recordar algo de aquél lugar, pero cuando estaba a punto de atrapar algo en mi memoria, siempre salía al paso algo que distraía mi atención. Enseguida alcancé la plaza. En el centro había una gran fuente. Cuando estaba al borde la misma, del surtido comenzó a brotar agua. Era un gran chorro, que alcanzando una elevada altura caía después en forma de cascada. El agua era azul, y a la vez que danzaba en el aire, producía una sinfonía maravillosa. La gente que anteriormente había visto por las calles fue acercándose a la plaza. Venían danzando entre ellos. Uno tras otro, todos quisieron bailar conmigo. Terminé mareada de tantas vueltas, pero me sentía muy feliz. El agua seguía saliendo de la fuente, pero su música cesó, y todos fueron hacia un gran mirador. Yo les seguí y me invitaron a permanecer en primera fila. Para ellos yo era la invitada. Todos tenían en sus rostros una mueca de espera feliz. Esperaban que sucediera algo. Empezó a temblar el suelo, como si se tratara de un terremoto, y el horizonte comenzó a iluminarse con una luz anaranjada. Aquélla tonalidad se fue acentuando hasta convertirse en rojo, y al final estaban el naranja, el rojo y un dorado hermosísimo. Volvió a temblar el suelo, y fue cuando empezó a asomar un gran sol. Lo hacia lentamente, con majestuosidad, y alcanzó unas proporciones tan enormes que ya no había horizonte. Solo estaba EL. Lo curioso es que su luz no quemaba ni molestaba como el que conocemos. Tampoco deslumbraba, pues podía mirarlo directamente. Daba calor, era quietud, silencio, pero también música… no sabría cómo definirlo. En mi corazón sentía una felicidad inmensa. Estaba en presencia del Amor más puro. Me sentí parte de él, parte de toda aquélla gente. Sin embargo yo seguía buscando entre aquélla gente un rostro, y entre ellos no estaba al que yo amaba. Y me entristecí, y me sentí mal… ¡Cómo podía sentir tristeza en un lugar como aquél! Pero así era… Todos estaban emparejados, pero yo permanecía sola. Pensé, pero con tanta fuerza , que sin pronunciar una palabra mi pensamiento fue oído por todos: ¡Sí, he llegado hasta aquí…,pero sigo estando sola!. Y unas lágrimas brotaron por mis ojos, y también me hicieron sentir mal, pues todos allí eran felices. Todos me miraban y empezaron a sonreír, y es que veían algo a mis espaldas. Y al intentar volverme hacia atrás, sentí unos brazos cálidos y fuertes que me abrazaban por los hombros, y una voz dulce y armoniosa que me decía: ¡Ya no estás sola, yo estaré contigo para siempre! Me volví para ver de quién se trataba, y con gran sorpresa vi que eran aquéllos ojos azules como el cielo que me seguían siempre. Supe que era él… pero sin embargo había algo que… -«Si sabes quien soy… ¿por qué tu corazón se ha sorprendido? «-Sí, sé quien eres… pero no sé como llamarte, no sé tu nombre. -«Dime, Raquel, ¿qué nombre me pone tu corazón?». -¡AMOR!, ese es el nombre por el que mi corazón te reconoce. -«Es que es ese mi verdadero nombre». -¿Por qué me has traído hasta aquí, Amor? -«Esta es tu casa, has regresado a tu hogar, estás con tus hermanos, ¿es que has venido a quedarte?.» -¿Dónde está él? -«Todavía tus ojos están a medio abrir…,soy YO, Raquel, ¿no me reconoces?» -Sí, sé que eres AQUEL que siempre asomaba a través de su mirada y su corazón, eres el AMOR a quien entregó su vida, eres los ojos azules que me han seguido allí donde iba, los brazos que siempre me han protegido, eres el fuego que arde en mi corazón, y eres mi vida, pero también le amo a El. -¡»El está ya en mí, Raquel!» -Su corazón y su amor sí, sí que están en Ti, como lo están los míos, pero él sigue caminando por la Tierra, sigue amando, trabajando, y yo quiero estar a su lado. Sé que él, yo y todos somos una proyección tuya, y precisamente a esa «proyección tan tuya que tanto he amado siempre», a esa alma maravillosa y soñadora, la adoro con todo mi corazón. Pero no sólo le amo a él, amo a su sueño, que es el tuyo: hacer de la tierra, de su humanidad, una nueva Casa Madre, tan hermosa y divina como ésta. Transformar al planeta Tierra en un nuevo Sol. Hacer que todos los hermanos que abandonaron un día esta Casa, recuerden quienes son y pueden volver a Ti como lo he hecho yo. Hay demasiadas casas vacías en esta ciudad. Yo no quiero quedarme aquí, cuando un pedazo tan enorme de tu Corazón está allí. No podría ser feliz. Le amo, les amo. Sé que muchos hermanos han abandonado este Hogar para ayudar a la humanidad, y quiero estar con ellos. Muchos de ellos no recuerdan su origen, por ello te pido, AMOR, que me permitas recordar, y así poder avivar sus consciencias. Jamás me habían dicho que Dios, el Padre, el AMOR, tenía la capacidad de llorar, pero yo le vi. De sus ojos azules brotaban lágrimas llenas de luz. Sus manos se abrieron hacia mí y sus brazos me rodearon. En aquél momento dejé de existir, me fundí con EL. Yo era EL. Cuando me solté de sus brazos, sentí en todo mí Ser un fuerte desgarro. -Vuelvo al mundo, AMOR, acepto las limitaciones de la materia y las abrazo. No sé cuando podremos volver todos de nuevo, pero lo que sí te pido es que no permitas que te olvidemos nunca. Me alejo de Ti renuncio a vivir en tu Hogar, pero porque te amo. Sé que Tu lo sabes, y quisiera llevarme la llave de Casa en mi corazón. No recuerdo nada más. Cuando a la mañana siguiente desperté, estaba sobre la cama. Las sábanas y el almohadón y la colcha por los suelos. Mi cuerpo me dolía a morir, y sentí que tenía fiebre, como así fue. El termómetro marcaba 39 grados. Pero salí a la calle. Mi estado emocional era tan maravilloso y había tanta paz y plenitud en mi corazón, que a pesar de la mala gana puede desempeñar sin problemas mis obligaciones. Abandoné su Casa, pero sé que EL vino conmigo. Fui sola hasta allí, pero regresamos Dos.


MI ENCUENTRO CON UN MAESTRO ALQUIMISTA

19 abril 2009

Esta es otra de mis experiencias en otros lares. También recuperada de mi diario. Mucho ha llovido desde entonces.

Soy una mujer a la que la alquimia siempre le ha dado mucho respeto. Yo diría que más bien le tenía un poco de miedo. Veía en ella algo mágico y misterioso y también tenebroso. Posiblemente por ignorancia. Sin embargo muchos de los sueños que he tenido en estos últimos años, estaban salpicados por ella. Una de los sueños que con más claridad recuerdo es el que a continuación os detallo: Me veo en una cocina de grandes dimensiones. De estilo campestre. Hay una mesa rectangular de madera en el centro, donde yo estoy trabajando en compañía de otro hombre. Le conozco, y sé quien es. Le quiero mucho, me resulta muy familiar. Yo me dirijo a él y le comento:
-Me gustaría hablar más contigo sobre el tema de la alquimia. Cojeo mucho en este tema.
-Pero hermana… si eres alquimista… ¿cómo puedes decir eso?
-Es posible que mi corazón sea un experto en la materia, pero a veces me cuesta interpretar su lenguaje.
-¿Está bien… por dónde empezamos?
-Antes que nada, respóndeme a una pregunta que me preocupa. ¿En esta ocasión… vamos a tener algún apoyo de «arriba»?
-En la ayuda en la que estás pensando no. Nuestros hermanos del universo no pueden intervenir. Lo han hecho mucho tiempo, pero en este proceso, no deben hacerlo. Solo se puede intervenir desde dentro, desde la materia, la tercera dimensión. El proceso por el que está pasando el ser humano es como el que hace un alquimista o un científico. Tú imagínate que la humanidad es una probeta gigante cuyo líquido está quieto, sin vida. Cada vez se vuelve más oscuro y corre el riesgo de la descomposición. Va el alquimista y la abre, y va metiendo todo tipo de componentes químicos que van haciendo reaccionar a la solución de la probeta. Pero no es suficiente. EL sabe que si no introduce un reactivo más potente, aquél experimento terminará por destruirse, así que toma una decisión: EL encogerá su tamaño como el de una burbuja y se introducirá en el interior de la probeta, la cual será precintada adecuadamente y puesta en una habitación oscura y aislada hasta que termine el proceso. El alquimista operará desde dentro, intentando controlar y activar el proceso. Si éste tiene éxito, El y su experimento se habrán convertido en un elixir de Vida Eterna, pero si fracasa… ambos explosionarían haciendo añicos la probeta y derramando el poco líquido existente todavía sobre el oscuro e infinito suelo del Universo. Nuestros Hermanos, el Cielo, como tú lo llamas, nos apoyan con su amor, con su confianza. Ellos nos observan con suma delicadeza y mucha ternura, y los que estamos en el interior de la probeta, aunque no vemos nada, sabemos que están, los sentimos… ¡claro que sentimos su ayuda! ¡Sentimos su Corazón junto al nuestro!
-¿Y tú eres ese alquimista… verdad?
-¡Solo soy uno más! Somos muchos, hermana, sencillos instrumentos. El verdadero alquimista es el AMOR. Cada alquimista tiene su especialidad y su responsabilidad en una parte de este proceso. Por eso, cuando hay un grupo de alquimistas afines y con un trabajo en común, se unen y forman una sola Voluntad, y a través de ella potencian al máximo su trabajo. Yo soy alquimista y tú eres alquimista. Somos muchos, y muy afines y tenemos un trabajo que sacar adelante juntos. Y eso es todo. Lo que tenemos que conseguir es transmutarnos en un solo Corazón, Una Sola Alma y una Única Mente.
– Dime, hermano… ¿quienes son los que se empeñan una y otra vez en que esto no funcione? Muchos los llaman los ángeles caídos, pero pienso que no es toda la verdad.
-¿Lo piensas o lo sientes? Es muy importante que lo distingas.
-Pues sí, más bien lo siento.
-En ningún momento hubo ángeles caídos ni hijos del Padre desterrados. No hubo culpables, sino formas distintas de Ser y proceder. En un principio la Energía Pura fecundó este planeta, y de esta unión nacieron hombres-dioses. Estos seres, conscientes de su rango, identidad y divinidad, apostaron por la vida, pero cometieron errores, cometimos errores, hermana. Aquéllos hombres dioses eran como una mujer decidida a dar vida a un ser. En ello pone todo su amor, cuidado, valor, entrega y osadía… pero cuando llega el día del parto, ese nuevo ser puede nacer muerto o deformado. Si a esa madre le sale el niño muerto, le dará sepultura, pero no se desanimará. De nuevo se dejará fecundar por el Amor y volverá a repetir el proceso una y otra vez hasta que de su vientre salga vida. Si a esa madre le sale el niño deforme… ¿tú crees que lo cogería y lo destruiría, o más bien le protegería entre sus brazos y mientras tuviera un hálito de vida le daría todo su amor y protección? Muchos de esos hermanos, hombres dioses que apostaron por la vida en este planeta, erraron en la forma, y algunos también en la intención. En un principio les movió el amor más puro, pero poco a poco se fueron egocentrizando, y por lo tanto, el vínculo con el Padre se desvaneció poco a poco. La Luz que recibían de la Fuente se convirtió en oscuridad, y lentamente ésta ha caído en niveles cada vez más denigrantes, quedando nuestros hermanos atrapados. El Padre siempre ha estado pendiente de sus hijos. Ha estado llorando su ausencia desde siempre. Tuvo que cerrarles las puertas de acceso a esta humanidad para que no siguieran entorpeciendo su evolución. El Arca de la Alianza es el Corazón del Padre, es su esencia. El se entregó a Moisés, pero hubo una condición: el Arca no podría abrirse hasta que no llegara el momento. Si no se respetaba esta condición, causaría muerte y destrucción.
-¿Pero por qué hermano?
-Porque la energía que hay dentro del Arca está destinada a abrir las puertas dimensionales que cerraron el acceso al mundo a todos estos hermanos. Tenía que pasar un tiempo. Ellos tenían que evolucionar durante este periodo, volver su corazón hacia la Fuente, hacia su verdadero Padre. Y el momento ya ha llegado. Muchos de ellos desean mezclarse con la humanidad y ayudarla, apoyarla en este cambio, pero también es verdad que otros muchos no han evolucionado de la misma manera, pero hay que correr ese riesgo. Todos los componentes están en plena ebullición. Solo falta esperar ver el resultado.
-¿Y si todo falla… no has pensado en ello?
-¿Hermana… desde cuando el Amor ha fracasado? Pero bien… contestando a tu pregunta… si todo fracasa, volveríamos a empezar. ¡Acuérdate del ejemplo que te he dado de la madre que quiere dar vida!
-Dime… ¿por qué hay todavía hermanos desterrados en esas dimensiones que no quieren fundirse con la Luz y mezclarse con el hombre, que a fin de cuentas es su obra, su hijo…?
-El ser humano, hermana, es su fiel reflejo. El AMOR dispone de médicos, sanadores del alma y del espíritu. Cuando hay grandes heridas en la humanidad, ellos vienen, y a través de ellos, sana. Pero no siempre puede cerrar las heridas. Un médico sabe perfectamente que para curar una herida cerrada en falso tiene que volverla a abrir, desinfectarla y volverla a cerrar para que cure definitivamente. Si el herido confía en el Amor y en los desvelos de su sanador, participa también en el proceso, y aunque hay dolor, su consciencia y apoyo lo hace más llevadero y enriquecedor y también más corto. El enfermo sigue confiando en su médico y no teme salir de nuevo al mundo y volver a caer. Sabe que volverá a curar. Pero aquél que no confía en su sanador, y cree que en su ánimo está el hacerle daño, el hacerle sufrir gratuitamente, se volverá contra él, le sentirá su enemigo y huirá de él, incluso intentará destruirle. Este hombre jamás confiará en el Amor, en la Vida, y mucho menos volverá al mundo de los vivos. Le dará miedo vivir, crecer e irá por la tierra con la mirada baja vigilando el terreno para no tropezar y caer, y se pondrá gafas oscuras o invocará a las fuerzas de la oscuridad para que intercepten a la Luz. A ellos les ha pasado lo mismo. Solo que esta vez, quieran o no tendrán que salir al mundo, a la luz, y ya no podrán ocultarse. Y su reacción será brusca y destructiva. Intentarán destruir todo aquello que brille y les cegué.
-¿Entonces…qué solución hay?
-¡La bomba atómica del Amor! Será tan enorme, tan poderosa, que les dejará ciegos por unos instantes, pero esa misma Luz les dará unos ojos nuevos, y por fin su corazón podrá salir de su prisión.
-¿Y todos volveremos a Casa?
-¡Sí, todos sin excepción… pero vaya tráfico… no crees…! ¿No crees que sería mucho mejor hacer aquí una nueva CASA, y cuando esté terminada y espléndida se invita a venir a nuestro Padre?
-Me gustaría tanto poder ver Su Rostro cuando llegue ese día… Creo que en una ocasión como ésta se pondría a danzar y a reír como un loco.
-¡Yo le he visto danzar, hermana… y crear universos en la ejecución de cada movimiento!

Issa


La Alquimia del Corazón

19 abril 2009

Otra experiencia sacada del Diario Intimo de mi Corazón. Para vosotros.

Desde hace mucho tiempo conecto con seres espirituales, que no me dicen ni me enseñan algo especifico, sino que me invitan a vivir con ellos la experiencia. Para mí ya es el pan de cada día. Cuando acaba mi experiencia diaria en esta dimensión, me retiro a dormir, y es entonces cuando me traslado a otras realidades. En una de esas ocasiones, cuando estaba con dos de esos grandes seres, a mí se me antojó, de una forma irresistible el celebrar con ellos el rito del pan y el vino.
-Hermanos, voy a pediros algo que me hace mucha ilusión.
-¿Y qué es hermano? Porque si ello te hace feliz, hazlo por hecho.
Y yo salí de aquél recinto, y volví poniendo sobre la mesa un trozo de
pan de molde y una jarra de vino.
Ellos me miraron y sonrieron, y cogiendo de nuevo el pan y el vino, lo apartaron de la mesa. Yo entonces me quedé sorprendido.
-¿Hermano…, no querrías usar este pan y vino en un acto como éste…?.
-Bueno… vosotros sabréis.
-¡Devuélvelo de nuevo a su sitio!
Y mientras yo hacía esta operación, ellos manipulaban sobre la mesa. Cuando regresé de nuevo, los dos me estaban esperando con un cuenco vacío y una tijera pequeña. Me senté y esperé a que me explicaran. Pero ellos no dijeron nada. Se limitaron a coger la tijera y se hicieron una pequeña incisión en la yema del dedo corazón dejando caer varias gotas en el interior del recipiente. Y cuando llegó mi turno, les miré a los dos, y me invitaron a hacer lo mismo.
-Hermano, ¿te sorprende lo que estamos haciendo?
-Un poco sí…
-De esta sangre, la nuestra, brotará el vino, con el cual nos saciaremos. Y ahora, abriendo nuestras manos con las palmas hacia abajo, pongámoslas sobre la mesa. Ellas representan nuestro cuerpo, el pan, con el que nos alimentaremos y saciaremos el hambre de muchos. Ahora nosotros emitiremos unos sonidos muy parecidos a los mantras. Tú permanece atento, pues llegará el momento en el que tu pecho se abrirá, y esos sonidos también saldrán de ti, y permanecerán en ti siempre. Cuando los tres nos unamos en esta vibración, nuestro postre favorito estará preparado para ser comido y bebido. ¿De acuerdo, hermano?
-¡Sí, está claro!
-¡Ah… un detalle importante! Cuando visualices el pan bajo nuestras manos, hazlo con un trozo pequeñito que podamos comer entre los tres. Si lo haces con uno más grande, tendríamos que comerlo hasta no dejar ni una sola miga.
-¿Ah sí…?.
-Sí, hermano, porque el pan que salga de nosotros, a nosotros ha de volver. Lo mismo sucede con el vino. Y los tres al unísono pusimos nuestras manos unidas por el pulgar y con las palmas hacia abajo, quedando el cuenco con la sangre vertida en el centro. Cerramos los ojos y yo comencé a oír aquéllos sonidos que salían de sus pechos. Al principio eran inapreciables, pero fueron ganando intensidad. Yo sentía cómo mi pecho y plexo se expandían, y una fuerte energía emergía a través de mi tráquea y garganta, y que puso a vibrar mis cuerdas vocales. Ellos dos dejaron de emitir, pero yo no podía. Aquélla energía pedía salir… Poco a poco fui bajando de tonalidad, hasta quedar en silencio. Y abrí mis ojos, y vi que bajo las manos de los tres había una pan, crujiente, como recién sacado del horno, y un cuenco lleno a rebosar de vino. Miro a los dos, y ellos me miran a mí. La emoción me ahoga, así que dejo que fluya, y mi rostro se inunda de lágrimas. Ellos no lloraban, pero sus ojos chispeaban. Los tres bebimos de aquél vino. Era lo mejor que había bebido en mi vida. Con mis manos temblorosas, dejo el cuenco vacío sobre la mesa y me abrazo a ellos. Ninguno dijimos nada. Sobraban las palabras. Sólo había un diálogo de corazones. Y los tres nos dispusimos a dar buena cuenta del pan. Cuando ya habíamos concluido el extraordinario ágape, pregunté:
-¿Qué es lo que hemos hecho realmente?
-Hemos comido y bebido de nosotros mismos, de nuestro propio corazón.
-Sí, hermanos, pero este tipo de «privilegio» con el que hemos obtenido este pan y vino… ¿es ecuánime?.. Lo que quiero decir es que este milagro, como seres humanos que somos y hemos aceptado ser, con nuestras limitaciones… ¿lo habríamos podido hacer sin él…?.
-Hermano, no es ningún privilegio, sino un derecho. Hemos venido a este mundo a ser su alimento y ¿cómo no vamos a poder alimentarnos de nosotros mismos? ¿De quién vamos a recibir el alimento si no es de nuestro propio Corazón?. A eso hemos vuelto otra vez, a enseñar al ser humano a alimentarse de él mismo, a beber de su propia fuente a descubrir al Padre en su propio corazón, pero sobre todo a recordarle que tiene una llave de acceso a su verdadera CASA. Que tampoco es necesario volver a la Casa del Padre. Decidimos en un momento determinado experimentar, expandir consciencia, nos independizamos de la Fuente. Podemos hacer de este planeta una nueva Casa, la Casa de los Hijos, y nuestro Padre, orgulloso, feliz e inmensamente complacido, vendría a establecerse en el Hogar de sus hijos.
-Sí, hermanos, pero conociendo la forma de hacer pan y vino a través de nuestro corazón, si todos los que hemos despertado a este conocimiento de nosotros mismos lo usáramos para dar de comer a la humanidad que está hambrienta y sedienta, acabaríamos con la miseria de este mundo.
-¿Lo crees así, hermano?
-Sí, lo creo, pero si vosotros no lo habéis hecho ya, es que hay un motivo que desconozco.
-Hermano, ¿crees que el hambre en el mundo es porque hay escasez de alimentos, o porque el corazón del hombre esta escaso de alimento?
-La verdad es que comida hay mucha. La naturaleza es muy generosa. En muchos países se tira porque hay exceso.
-Se tira el alimento cuando hay millones que mueren de hambre y de sed.
¿Solucionarías algo hermana si pasaras toda tu vida fabricando de este alimento para los hambrientos? Puede que saciaras el hambre de unos cuantos miles, pero solucionarías el verdadero problema. Tú desaparecerías un día, y aquéllos a los que has estado alimentando, seguirían muriendo de hambre y sed. Hemos venido a dar de comer a los hambrientos y de beber a los sedientos, a ayudarles, pero no la ayuda que ellos piden, sino la que realmente necesitan. Tú ayuda al hombre a fortalecer y a alimentar su corazón, y la miseria de la humanidad desaparecerá para siempre.
-Es verdad, hermanos…, disculpadme.
-No tenemos que reprocharte nada.
-Es que mi capacidad no está a la altura de la vuestra. Me siento muy torpe a vuestro lado.
-Torpe, no, hermano. Sencillamente, eres un aprendiz de alquimista, y la alquimia del Corazón lleva su tiempo. Todos tenéis en El los ingredientes. Solo debéis aprender cómo utilizarlos. Pero tened paciencia. Vuestras conciencias se están despertando. Ten muy presente que en este equipo somos todos iguales. Cada uno tiene su propia responsabilidad y parte en esta misión del Amor. Todos tenemos información, que tenemos que compartir para que todo salga bien. Daros un poco de tiempo, y mientras tanto apoyaros en vuestro Corazón. El si sabe.
-Hermanos… además de compartir con vosotros estas experiencias… ¿hemos coincidido en otras ocasiones a lo largo de la existencia? ¡Es que os siento tanto…!.
-¿Y de qué te serviría hacerlo ahora?
-Sería un regalo para mi corazón.
-Te aseguramos que en algunos casos sería un regalo, pero en otros una pesadilla.
-¿Una pesadilla con vosotros…?.
-Hermano, ha habido de todo… ha dependido del papel interpretado por nuestros personajes, de su misión, de nuestra evolución… por ello no queremos tocar el pasado. Todos nosotros hemos dejado ya colgados en el teatro a nuestros personajes, y hemos vuelto a nuestra Casa. Y ahora somos tal cual: hermanos, amigos, compañeros… ¡esa es nuestra única realidad, el único regalo para nuestro corazón! Y aquí terminó la experiencia. Muchas veces he reflexionado sobre ella, y a la única conclusión a la que he llegado es que el ser humano no sabe alimentarse. En vez de buscar su sustento en los grandes manjares que alberga su corazón, se alimenta del sustento robado del plato de su hermano. No me gusta maldecir, pero… ¡Maldita la ignorancia que nos hace reaccionar como animales cuando somos dioses! ¡Y maldita la impotencia que sentimos cuando no podemos hacer nada… porque somos ignorantes! Muchos de nosotros desearíamos hacer grandes cosas, incluso yo en muchas ocasiones he llegado o ofrecer mi vida para aliviar en algo esta locura.¡¡Pobre ignorante! Aspiramos a tanto y sin embargo la mitad de nuestros días, nos pesan tanto nuestras propias miserias y frustraciones, que despertamos al nuevo día con la cabeza agachada y nuestra mirada perdida. Y mientras tanto, la humanidad se queda sin nuestros ¡buenos días, mundo!, o ¡buenos días, hermano! Somos aprendices de alquimistas, pero todavía llevamos sobre nuestras espaldas muchos ingredientes tóxicos que llevan al fracaso la verdadera alquimia. Pero somos jóvenes, inquietos, y con un gran Corazón. Sólo hay que saber esperar, y trabajar la alquimia en nuestro propio interior. Y el día menos pensado, la Luz hará explosión en nuestra probeta personal, y por simpatía, reactivará a miles, que como nosotros, viven en el empeño.

Issa


SOBRE EL AMOR

22 febrero 2009

La inteligencia sin amor, te hace perverso.

La justicia sin amor, te hace hipócrita.

El éxito sin amor, te hace arrogante.

La riqueza sin amor, te hace avaro.

La docilidad sin amor , te hace servil.

La pobreza sin amor, te hace orgulloso.

La belleza sin amor, te hace ridículo.

La verdad sin amor te hace hiriente.

La autoridad sin amor, te hace tirano.

El trabajo sin amor te hace esclavo.

La sencillez sin amor te envilece.

La oración sin amor, te hace introvertido.

La ley sin amor, te esclaviza.

La política sin amor, te hace ególatra.

La fe sin amor, te hace fanático.

La Cruz sin amor, se convierte en tortura.

La vida sin amor, no tiene sentido


DAME AMOR…TU AMOR… ¿QUE ESTA PASANDO EN NUESTRA REALIDAD, EN NUESTRO MUNDO?.

6 febrero 2009

«Dame Amor…tu amor…….» Esta es una petición, casi un ruego, que nunca en la vida se me olvidará, ya que me quedó grabado a fuego en todo mi ser. Todo comenzó con una experiencia vivida en el mundo real, cotidiano.
Yo vivo en el norte de España, en una zona donde tristemente se sufre con el terrorismo.
Hace muchos años, recién llegada a esta zona, yendo por la calle, fuí testigo de cómo detenían a un hombre que decían era un terrorista muy buscado.
Cuando le ví el rostro sentí un profundo desprecio hacia él, sentimiento que me incomodó de gran manera ya que nunca antes lo había albergado en mi corazón.
Le pedí al Padre que me ayudara a comprender…y en ese mismo instante, ví cómo del interior de aquel terrorista, salía un gran ser de luz. Este me miraba con infinita ternura, pero sentí que lloraba. Y me abrió sus brazos pidiéndome, casi suplicándome, amor. Entonces sentí una voz en mi interior, y supe que era ese Ser el que hablaba a mi Corazón. Y me dijo:

«Soy YO, el mismo al que AMAS con toda tu alma. Estoy aquí con tu hermano, sufriendo con él su ignorancia, su ceguera, su ira, su dolor y sufrimiento. Soy YO el que en todo momento se deja triturar por el dolor de esta humanidad, y se deja clavar en la cruz de la ignorancia. Yo estoy con este hombre…con tu hermano, porque le amo… confío en él, espero de él, porque un día comprenderá. El ahora es vuestro enemigo…pero su corazón os ama. YO OS AMO, y os pido amor…vuestro amor, y que me apoyéis para sacarle de este pozo de oscuridad donde su alma languidece.
Siempre SOY YO, a pesar de las apariencias. No tengas en cuenta nunca las formas, porque todas pertenecen a este mundo ilusorio… y ama…ama al Corazón de tu hermano, porque SOY YO. ¡¡Amame!!.

Y dicho ésto, el ser de luz desapareció de nuevo en el terrorista, que ya estaba siendo introducido en el coche de la policia. Y mi corazón ya no volvió a albergar más este sentimiento…porque comprendí.
Porque comprendí, lo doy todo, sea lo que sea, por ella, porque estoy con EL. Ignorarla, pasar de ella, insultarla, menospreciarla…es hacérselo al SER al que más hemos amado en nuestra existencia.
En estos momentos, la humanidad, este mundo ilusorio, está sufriendo, está muriendo en la cruz, se está inmolando, para volver a renacer a un nuevo día, a una nueva realidad. Es nuestra oportunidad de estar con nuestro AMADO, de compartirlo con EL, de morir también con EL, de darle todo nuestro Amor, para que de esa titánica explosión de amor y de luz, la Nueva Luz, el Nuevo Sol, amanezca en el nuevo mundo.
Todo el dolor y el sufrimiento de esta Humanidad por los sucesos que están acaeciendo a nivel personal y general, es por puro desconocimiento e ignorancia.
Muchos son los que todavía se duelen de que esta humanidad desaparezca…muchos son los que se rasgan las vestiduras y proclaman que el mundo está siendo castigado por la Ley Divina, cuando todo es al revés.
Nuestra Humanidad está prisionera de una realidad, de una dimensión, que lleva anclada demasiado tiempo, parada, bloqueada. El poco conocimiento que nos venía de otras dimensiones más adelantadas, se ha contaminado, y las mentes de los seres que estamos en ella, otro tanto de lo mismo.
Esta es una realidad más, de las miles que hay paralelas en el espacio tiempo, y en donde todos estamos. Solo que no somos conscientes de ellas, debido a nuestro bloqueo, a esta trampa sutil de lo ilusorio.
Esta realidad, esta dimensión tiene que desaparecer. Si seguimos anclados en ella, nuestro pasado no transmuta y nuestro futuro no puedo avanzar. Por ello es tan importante todo lo que hagamos y deshagamos en esta realidad. Todo repercute en el eterno presente, donde vivimos a la vez el pasado, el presente y el futuro. Los tres están interelacionados. La estrella de David, de seis puntas, los dos triángulos, lo simbolizan de maravilla. El triángulo cuyo vértice mira hacia arriba, son las dimensiones superiores a la nuestra. Y el triángulo que mira hacia abajo, son las dimensiones inferiores a la nuestra, donde la luz es mucho menor. Y en el centro donde confluyen los dos triángulos, está el corazón del Hombre, el que está en esta realidad…de la que depende la ascensión a otras realidades superiores, y la sanación de las inferiores.
En esta humanidad, en esta dimension, hay mucho amor. Y ese mismo amor, ha hecho que esta realidad se vaya diluyendo. La Luz proyectada por ese gran Amor, está acelerando el espacio tiempo, lo está alterando. Esa misma aceleración es lo que está provocando que todo lo que pèrtenece a esta realidad, se vaya desintegrando poco a poco. Los que no ignoran que este proceso es un regalo divino del Amor, lo esperan con ilusión, trabajando con la Luz y ayudando a sus hermanos a que comprendan la maravilla que está sucediendo y su repercusión. Los que no son conscientes de ello, lo viven como una tragedia, con miedo, con desesperación, como si fuera el fin de todo.
Será el fín de esta realidad…pero es que en el siguiente escalón ya estamos. Seguimos vivos…en una dimensión más consciente, donde podremos seguir creciendo y caminando hacia el Padre. Esta realidad es una simple proyección. Cuando desaparecemos aquí…seguimos en la siguiente…siempre estamos…somos inmortales…somos esencia de Dios.
Por ello es tan importante que nuestro Amor abrace al mundo, a este mundo, a esta realidad «pequeñita e insignificante» pero que hay que dejar ya. Ayudemos a nuestros hermanos para que comprendan que todo lo que va a acontecer, es un regalo del Amor, que ahora no lo podemos ver con nuestros ojos humanos y limitados, pero que cuando estemos al otro lado de esta realidad, y al contemplar un nuevo amanecer, con un sol distinto…con una Luz infinita y con el Amor del Padre palpitando en nuestros corazones, lo comprenderemos todo, y lloraremos de emoción, de alegría y de agradecimiento.
Entreguemos a esta realidad, a nuestra humanidad de aquí, lo mejor de nosotros mismos, el mejor pensamiento…el mejor de los sentimientos…y dejémosla morir.
Jesús con su muerte en la cruz, lo hizo. Lo dió todo por la humanidad, por su humanidad. Nos enseñó a renunciar a todo lo material…a lo que nos hacía exclavos. El mismo dijo que el Padre tenía muchas moradas esperándonos. Nos lo dijo muy claro…pero solo ahora podemos comprenderlo.
Cuando él murió…dicen que bajó a los infiernos. Seguro que descendió a las dimensiones y realidades inferiores, y ayudó a sanarlas. Este descenso lo haremos todos, uno a uno…porque cada cual tiene las suyas propias. Es imprescindible hacerlo, tomar consciencia de nuestro pasado presente para sanarlo, y de nuestro presente, para saber renunciar a él…y seguir subiendo.
Un abrazo para todos…y feliz fín de semana.

«Es Amor lo que te ha traído hasta aquí.
Es Amor lo que te acompaña en este viaje.
Es Amor lo que te brinda cada oportunidad disfrazada de minuto para cambiarlo todo.
Es Amor y el Amor es Dios