SECRETOS PARA SER FELIZ

10 abril 2009

Un sabio, al ver la sencillez y la pureza de un niño, le dijo: «A ti te enseñaré los secretos para ser feliz». Ven conmigo y presta mucha atención. Mis secretos los tengo guardados en dos cofres, y éstos son: MI MENTE Y MI CORAZÓN, y consisten en una serie de pasos que deberás seguir a lo largo de tu vida.

El primer paso, es saber que existe la presencia de DIOS en todas las cosas de la vida y por lo tanto, debes amarlo y darle gracias por todas las cosas que tienes.

El segundo paso, es que debes quererte a ti mismo y todos los días al levantarte y al acostarte, debes afirmar: Yo soy importante, yo valgo, soy capaz, soy inteligente, soy cariñoso, espero mucho de mí, no hay obstáculo que no pueda vencer.

El tercer paso, es que debes poner en práctica todo lo que dices que eres. Es decir, si piensas que eres inteligente actúa inteligentemente; si piensas que eres capaz, haz lo que te propones; si piensas que eres cariñoso, expresa tu cariño; si piensas que no hay obstáculos que no puedas vencer, entonces proponte metas en tu vida y lucha por ellas hasta lograrlas.

El cuarto paso, es que no debes envidiar a nadie por lo que tiene o por lo que es. Ellos alcanzaron su META, logra tú las tuyas.

El quinto paso, es que no debes albergar en tu corazón rencor hacia nadie; ese sentimiento no te deja ser feliz; deja que las leyes de DIOS hagan justicia, y tú PERDONA y OLVIDA.

El sexto paso, es que no debes tomar las cosas que no te PERTENECEN. Recuerda que mañana te quitaran algo de más valor.

El séptimo paso, es que no debes maltratar a nadie. Todos los seres del mundo tenemos derecho a que se nos RESPETE y se nos QUIERA.

Y por último, levántate siempre con una SONRISA en los labios, observa a tu alrededor y descubre en todas las cosas el lado bueno y bonito; piensa en lo afortunado que eres al tener todo lo que tienes; AYUDA a los demás, sin pensar que vas a recibir nada a cambio; mira a las personas y descubre en ellas sus cualidades y dales también a ellos el secreto para ser triunfadores y que de esta manera, puedan ser felices.

Autor Desconocido

HE ENCONTRADO ESTE ESCRITO QUE EXPONE DE UNA FORMA CLARA, BREVE Y SENCILLA LAS CLAVES PARA CONSEGUIR SER FELIZ.

EN REALIDAD SI SUPIERAMOS VALORAR MÁS LO QUE TENEMOS, LO QUE NOS RODEA, CONSEGUIRIAMOS SONREIR Y SER FELICES MUCHO MÁS DE LO QUE SOMOS.

LLEGAMOS A ESTE MUNDO SIN NADA Y SIN NADA NOS IREMOS. DEMOS ENTONCES VALOR A LO QUE REALMENTE LO TIENE.

UN ABRAZO DE LUZ


KRISHNAMURTI Y LA MEDITACIÓN

22 marzo 2009

Si durante el día está usted alerta, si está atento a todo el movimiento del pensar, a lo que usted dice, a sus gestos -cómo se sienta, cómo camina, cómo habla- si está atento a sus respuestas, entonces todas las cosas ocultas salen a la luz muy fácilmente. En ese estado de atención lúcida, despierta, todo es puesto al descubierto.

La mayoría de nosotros está inatento. Darse cuenta de esa inatención, es atención.

La meditación no es una fragmentación de la vida; no consiste en retirarse a un monasterio o encerrarse en una habitación sentándose quietamente por diez minutos o una hora en un intento de concentrarse para aprender a meditar, mientras que por el resto del tiempo uno continúa siendo un feísimo, desagradable ser humano.

Para percibir la verdad, uno debe poseer una mente muy aguda, clara y precisa —no una mente astuta, torturada, sino una mente capaz de mirar sin distorsión alguna, una mente inocente y vulnerable. Tampoco puede percibir la verdad una mente llena de conocimientos; sólo puede hacerlo una mente que posee completa capacidad de aprender. Y también es necesario que la mente y el cuerpo sean altamente sensibles —con un cuerpo torpe, pesado, cargado de vino y comida, no se puede tratar de meditar. Por lo tanto, la mente debe estar muy despierta, sensible e inteligente.

Las necesidades básicas para descubrir aquello que está mas allá de la medida del pensamiento, para descubrir algo que el pensamiento no ha producido son tres:

1) se debe producir un estado de altísima sensibilidad e inteligencia en la mente

2) ésta debe ser capaz de percibir con lógica y orden

3) finalmente, la mente debe estar disciplinada en alto grado.

Una mente que ve las cosas con total claridad, sin distorsión alguna, sin prejuicios personales, ha comprendido el desorden y está libre de él; una mente así es virtuosa, ordenada. Sólo una mente muy ordenada puede ser sensible, inteligente.

Es preciso estar atento al desorden que hay dentro de uno mismo, atento a las contradicciones, a las luchas dualísticas, a los deseos opuestos, atento a las actividades ideológicas y a su irrealidad. Uno ha de observar «lo que es» sin condenar, sin juzgar, sin evaluar en absoluto.

La mayor parte del tiempo está uno inatento. Si usted sabe que está inatento, y presta atención en el momento de advertir la inatención, entonces ya está atento.

La percepción alerta, la comprensión, es un estado de la mente de completo silencio, silencio en el cual no existe opinión, juicio ni evaluación alguna. Es realmente un escuchar desde el silencio. Y es sólo entonces que comprendemos algo en lo cual no está en absoluto envuelto el pensamiento. Esa atención, ese silencio, es un estado de meditación.

Comprender el ahora es un inmenso problema de la meditación —ello es meditación. Comprender el pasado totalmente, ver dónde radica su importancia, ver la naturaleza del tiempo, todo eso forma parte de la meditación.

En la meditación existe una gran belleza. Es una cosa extraordinaria. La meditación, no «cómo meditar».

La meditación es la comprensión de uno mismo y, por lo tanto, significa echar los cimientos del orden —que es virtud— en el cual existe esa cualidad de disciplina que no es represión ni imitación ni control. Una mente así, se halla, entonces, en un estado de meditación.

Meditar implica ver muy claramente, y no es posible ver claramente ni estar por completo involucrado en lo que uno ve, cuando hay un espacio entre el observador y la cosa observada. Cuando no hay pensamiento, cuando no hay información sobre el objeto, cuando no hay agrado ni desagrado sino tan sólo atención completa, entonces el espacio desaparece y, por lo tanto, está uno en relación completa con esa flor, con ese pájaro que vuela, con la nube o con ese rostro.

Es sólo la mente inatenta que ha conocido lo que es estar atenta, la que dice: «¿Puedo estar atenta todo el tiempo?» A lo que uno debe estar atento, pues, es a la inatención. Estar alerta a la inatención, no a cómo mantener la atención. Cuando la mente se da cuenta de la inatención, ya está atenta —no hay que hacer nada más.

La meditación es algo que requiere una formidable base de rectitud, virtud y orden. No se trata de algún estado místico o visionario inducido por el pensamiento, sino de algo que adviene natural y fácilmente cuando uno ha establecido las bases de una recta conducta. Sin tales bases, la meditación se vuelve meramente un escape, una fantasía. De modo que uno ha de asentar esas bases; en realidad, esta misma manera de asentar las bases, es la meditación.

Los meditadores profesionales nos dicen que es necesario ejercer el control. Cuando prestamos atención a la mente, vemos que el pensamiento vaga sin rumbo, por lo que tiramos de él hacia atrás tratando de sujetarlo; entonces el pensamiento vuelve a descarriarse y nosotros volvemos a sujetarlo, Y de ese modo el juego continúa interminablemente. Y si podemos llegar a controlar la mente de manera tan completa que ya no divague en absoluto, entonces —se dice— habremos alcanzado el más extraordinario de los estados. Pero en realidad, es todo lo contrario: no habremos alcanzado absolutamente nada. El control implica resistencia. La concentración es una forma de resistencia que consiste en reducir el pensamiento a un punto en particular. Y cuando la mente se adiestra para concentrarse por completo en una sola cosa, pierde su elasticidad, su sensibilidad, y se vuelve incapaz de captar el campo total de la vida.

El principio de la meditación es el conocimiento de uno mismo, y esto significa darse cuenta de todo movimiento del pensar y del sentir, conocer todas las capas de la conciencia, no sólo las superficiales sino las ocultas, las actividades profundas. Para ello, la mente consciente debe estar serena, calma, a fin de recibir la proyección del inconsciente. La mente superficial sólo puede lograr tranquilidad, paz y serenidad, comprendiendo sus propias actividades, observándolas, dándose cuenta de ellas; cuando la mente se da plena cuenta de todas sus actividades, mediante esa comprensión se queda en silencio espontáneamente; entonces el inconsciente puede proyectarse y aflorar. Cuando la totalidad de la conciencia se ha liberado, sólo entonces está en condiciones de recibir lo eterno.

Entre dos pensamientos hay un periodo de silencio que no está relacionado con el proceso del pensamiento. Si observas, verás que ese período de silencio, ese intervalo, no es de tiempo, y el descubrimiento de ese intervalo, la total experimentación del mismo, te libera del condicionamiento.

La meditación no es un medio para algo. Descubrir en todos los momentos de la vida cotidiana qué es verdadero y qué es falso, es meditación. La meditación no es algo por cuyo medio escapáis. Algo en lo que conseguís visiones y toda clase de grandes emociones. Mas el vigilar todos los momentos del día, ver cómo opera vuestro pensamiento, ver funcionar el mecanismo de la defensa, ver los temores, las ambiciones, las codicias y envidias, vigilar todo esto, indagarlo todo el tiempo, eso es meditación, o parte de la meditación. No tenéis que acudir a nadie para que os diga qué es meditación o para que os dé un método. Lo puedo descubrir muy sencillamente vigilándome. No me lo tiene que decir otro; lo sé. Queremos llegar muy lejos sin dar el primer paso. Y hallaréis que si dais el primer paso, ese es el último. No hay otro paso.

Krishnamurti


EL KARMA Y EL PERDÓN

21 marzo 2009

EL KARMA Y EL PERDÓN

EL KARMA

El Karma es uno de los factores que junto con nuestra MENTE determinan en gran parte todo el acontecer de nuestras vidas.

El Karma es un principio que se llama Causa y Efecto. Esto quiere decir que toda causa tiene su efecto y todo efecto tiene su causa. «Todo lo que sucede tiene un porqué, una explicación aunque se desconozca».

Esta ley se cumple en todo el Cosmos, el Sistema Solar, toda la Tierra y en la totalidad de nuestras vidas. Existe karma positivo y karma negativo. Si mueves causas físicas, emocionales y mentales que favorezcan la buena voluntad, la sabiduría, la belleza, la salud, la opulencia y la libertad, obtendrás como efectos esas mismas cosas. Si tienes por efectos mala voluntad, ignorancia, odio, fealdad, enfermedad, carencia y presión es porque has movido causas cónsonas con todo esto.

«TU ERES LA CAUSA DE TODO LO QUE TE SUCEDE».

Muchas personas, al devolvérseles efectos negativos por haber movido causas negativas, le atribuyen su malestar a la mala suerte y ésta no existe. Los efectos negativos sólo existen de causas negativas.

Hay personas que sin motivos aparentes manifiestan efectos muy positivos o muy negativos. Esto es debido a que todos nosotros hemos vivido anteriormente con otros cuerpos en diversas civilizaciones, como Grecia, India, Egipto, Perú, etc. Y si en nuestras vidas anteriores movimos causas positivas o negativas y la encarnación no dio tiempo a que se nos devolvieran los efectos, en la próxima vida se nos devuelven.

Esto es la explicación del porqué unos nacen con grandes realizaciones en su vida física, emocional y mental y otros no.

Dios es completamente justo y desea el máximo bien para nosotros. Pero si el ser humano, con su libre albedrío quiere actuar mal, Dios no se mete en eso; la ley más adelante se encarga de retribuir de acuerdo con lo movido en el plano de las causas.

EL PERDÓN

Lo único que puede cambiar situaciones negativas generadas por el mal Karma o la actitud mental negativa es el perdón. El perdón es no tener que pagar lo que se debe y esto es un acto de misericordia. Es lo único que nos puede liberar de aquello negativo que sufrimos por merecimiento.

Pero para poder recibir perdón hay que dar perdón.

Además de estar siempre en una actitud mental positiva y moviendo buen karma, debemos vivir perdonando a todo el que nos haga daño, porque hemos pasado años moviendo negatividades de las que sólo el perdón nos puede liberar. Dile a toda persona, condición o cosa:

«TE PERDONO. TE DOY MI AMOR Y MI PERDÓN PARA BENDECIRTE Y PROSPERARTE»

Esto te traerá paz en tu interior.

La libertad es lo más grande y bello que tiene el ser humano. Lo único que esclaviza al hombre es: su mal karma, su mente y falta de perdón.

Como ya conoces la verdad puedes ser libre


LOS TRES ESCALONES DE LA EVOLUCIÓN PERSONAL

9 marzo 2009

La vida siempre plantea retos. Pero es más importante cómo ves esos retos.

Las personas durante su vida, pasan por tres escalones, los llamaremos «Los 3 escalones de la evolución personal». Aquí no te puedes brincar de un salto para llegar del primero al tercero. Tienes que pisar por cada uno. Hay personas que se quedan para siempre en el primer o segundo escalón. Tu desafío, como en un juego, es llegar al tercero.

Estos son los tres escalones de la evolución personal:

1.- Sufrir.
«¿Por qué Dios no se apiada de mi?» «¿Por qué las personas son tan malas?» «¿Por qué me tiene que pasar esto a mi?». Esta forma de pensar cierra todas tus posibilidades de crecer.

Hace que te encierres en un círculo vicioso de tristeza, del que rara vez escapas durante tu vida.

2.- Aprender de las derrotas.
Es la mentalidad de «¿Qué puedo aprender de esto que me está pasando?» «¿Qué puedo hacer al respecto?». Este es el segundo escalón de la evolución personal. Superas la mentalidad de sufrir y comienzas a crecer. Pero este escalón solo es una verdad a medias. Si te quedas en él, serás una luchadora incansable que se enfocará en el éxito desde el punto de vista social: dinero, casa, familia, etc.

Y tarde o temprano durante tu vida, en especial cuando estés a punto de llegar a la vejez, te darás cuenta que has estado pedaleando en el vacío «¿Qué sentido tiene todo lo que estoy haciendo? Algo me falta». Pero si luchas con tenacidad por encontrar la respuesta, tarde o temprano subirás al tercer escalón…

3.- El propósito de tu vida.
Llegarás a ver tu vida, no como un mero accidente, sino como una misión de vida que tienes que llevar a cabo. Te voy a pedir que retrocedas en el pasado 10 años. Y veas como cada una de las acciones de tu vida, te llevaron cuidadosamente al momento que estás viviendo hoy. Verás con claridad que cada persona y circunstancia de tu pasado, parecen acomodarse como si fueran piezas de un rompecabezas.Descubrirás que el que te despidieran de tu trabajo, te obligó a ir por sendas que ahora estás muy agradecida. Comprenderás que el que tu novio te dejara, te llevó a conocer al hombre de tu vida con el que actualmente estás casada. Cada hecho está ligado con el siguiente.Cuando llegues al tercer escalón, el éxito social será secundario para ti.

Al contrario de las personas que están en el escalón 1 y 2, que se enfocan en recibir, cuando estés en el escalón 3, te concentrarás en dar. Tu vida será una mágica aventura. Vivirás en el presente, preguntándote que tiene que ver determinada persona o circunstancia con tu misión.

La única forma de que seas feliz plenamente, es estando en el escalón 3. En el 1, imposible. En el 2, es un parche, solo de forma temporal te sentirás bien mientras recibes aprobación de los demás por tu éxito social.

Solo en el escalón 3 encontrarás sentido a tu vida. Porque sabrás que no estás por accidente. Sabrás que tu vida tiene un propósito.

Cuando cambies de enfoque interior para buscarlo, los Maestros aparecerán para enseñarte lecciones y dirigirte a cumplir tu misión.

Pueden presentarse en la forma de un amigo, un niño o una nota en el periódico que por arte de magia aparecerá.

No es coincidencia. Recibirás pistas a lo largo de tu vida, que te dirán que hacer. Solo mantente alerta y sigue tu intuición.

Así que recuerda: solo cuando estés en el tercer escalón de la evolución personal experimentarás esa sensación interior de plenitud. Tu vida tiene un propósito y tu tarea es descubrirlo.

Y tú ¿En que escalón te encuentras?

“LAS CASUALIDADES NO EXISTEN, LAS CAUSALIDADES SI”

“EL MAESTRO SE PRESENTA CUANDO EL DISCIPULO ESTÁ PREPARADO»

Un abrazo de Luz


NUESTRO PROPIO REFLEJO

7 marzo 2009

Uno de los aspectos más desconcertantes de las relaciones con nuestro entorno, es la incomodidad que sentimos por el solo hecho de estar en presencia de ciertas personas. Independientemente de lo que hagan o digan, hay algo en ellas que nos provoca una respuesta cargada de repulsión, antagonismo, cólera; cualquier cosa menos aceptación o amor.

¿Por qué alguna gente nos afecta de ese modo mientras que con la mayoría de las personas que tratamos nos sentimos cómodos, afectuosos y bien predispuestos? ¿Por qué reaccionamos en forma tan negativa a la presencia de algunas personas? ¿Es por ellas? ¿Es por nosotros mismos? ¿O es un poco por ambos?

Una de las realidades más difíciles que posiblemente haya tenido que afrontar cualquiera de nosotros es el hecho de que lo que me desagrada o no puedo tolerar en otras personas es el rasgo de personalidad que aún no he podido zanjar en mi propia vida. Lo que me pueda molestar de la otra persona refleja algo que no he perdonado ya sea en mí mismo o en alguien de mi pasado.

Mi intolerancia en mis relaciones presentes es en última instancia una intolerancia conmigo mismo o con alguien de mi pasado. Por ejemplo, digamos que a usted le fastidia mucho una persona que tiene una actitud muy dominante en su lugar de trabajo. Aunque no le guste, al parecer no puede cambiar el modo como se siente cuando está con esa persona.

Entonces un día se da cuenta de que esa persona le hace recordar a su padre, cuya actitud dominante lo atemorizaba a usted de niño.

¿Cómo puede ser? Esto sucede porque almacenamos todas nuestras experiencias pasadas, tanto las afectivas como las dolorosas, en lo más profundo de la mente.

La mayor parte del tiempo apenas tenemos conciencia de que guardamos los recuerdos de estas experiencias, y nos cuesta creer que nuestro pasado realmente puede afectar el modo como percibimos nuestro mundo en el presente.

Cuando otra persona manifiesta una opinión, expresa un deseo o refleja un sentimiento similar a ciertas experiencias almacenadas en nuestra mente, el pasado puede volver a presentarse, estimulando nuestros viejos rencores, autocríticas o sentimientos de desamparo.

Nuestras reacciones automáticas ante ciertas personas o situaciones en el presente, por lo tanto, son de hecho reacciones a nuestro pasado.

Nuestras relaciones más difíciles a menudo son como espejos que reflejan problemas inconclusos del pasado. Sólo cuando podemos hacer un alto, explorar dentro de nosotros y luego revivir esas experiencias, estamos en condiciones de empezar a perdonarnos a nosotros mismos o a otros.

Para tener relaciones plenas y equitativas en el presente, es necesario remediar nuestras viejas relaciones no curadas con nosotros mismos y otras personas del pasado.

Gerald Jampolsky