FLORES DE SAINT GERMAIN

15 noviembre 2008

FLORES DE SAINT GERMAIN
Neide Margonari, desde Prial Ltda.

Extractado de su libro «Florales de Saint Germain y los Doce rayos Divinos»

Todos nuestros pensamientos, palabras, actitudes y actos buenos y malos, son creaciones energéticas que se vuelven eternas.
Llegó el momento de tomar conciencia y entender que nuestros pensamientos y nuestros dichos se transforman en registros sutiles indelebles. En el momento en que emitimos una crítica negativa de cualquier especie, ella queda registrada en el nivel sutil, en el llamado archivo akashico o Libro de la Vida.
Es de esta manera que creamos nuestras deudas karmicas; nos volvemos víctimas de nosotros mismos debido a la Ley Universal del retorno. No sabemos, pero somos nuestros propios verdugos: atraemos las enfermedades físicas o mentales, como también atraemos las desgracias, porque perdimos el Don de la Gracia.
Dios no tiene nada que ver con nuestros infortunios; nosotros, solamente nosotros, somos quienes atraemos todo lo que nos sucede de bueno o de adverso. Usamos mal las energías de que disponemos para nuestro desarrollo. Nuestras malas creaciones sonoras, mentales y emocionales, nos distancian de la perfección, desorganizando nuestras vidas. La Humanidad no percibió todavía que la causa de nuestros infortunios somos nosotros mismos.
Vivimos preguntándonos: «¿Por qué todo está equivocado en nuestras vidas?», «¿Por qué la enfermedad? Generalmente culpamos a alguien. Creemos que es debido a la envidia, mal de ojo, etc. Lo mejor que podemos hacer en este caso específico, cuando enredados en estas situaciones desesperanzadoras autocreadas y de las cuales no conseguimos encontrar una salida, es realizar un honesto examen de conciencia; observar nuestras acciones, palabras, pensamientos, intenciones y actitudes con relación a nosotros mismos y a los otros y ver si son constructivas (fraternas) o negativas (egoístas)
La Ley del Karma es una Ley Universal llamada también Ley del Retorno. Es a través de esta Ley que nuestra humanidad viene desarrollándose. El libre albedrío es la tónica máxima en el proceso de evolución de nuestro planeta. El libre albedrío nos da el poder de decisión de elegir: elección de la cualidad energética del sonido (vibración) que emitimos a través del habla, de la calidad energética de nuestros pensamientos, actitudes y acciones. En este caso, el libre albedrío nos ofrece dos opciones: la opción por o bello, por la armonía, por lo constructivo o la opción por lo feo, por lo disarmónico y por lo destructivo. Estas dos opciones implican sus debidas consecuencias o interferencias energéticas positivas o negativas, con relación a nosotros mismos, a los otros y a los ambientes en que vivimos.
La humanidad, de un modo general, a medio camino de su jornada evolutiva, olvidó que su existencia en la Tierra tiene como propósito el aprendizaje de las buenas cualidades. En su mayoría, las personas se dejaron –y todavía se dejan- llevar por el ansia del poder, del dominio, de la ganancia, por la calumnia, la mentira y los deseos descontrolados de lo material. Se olvidaron de que –en esencia-, somos seres espirituales Olvidaron que el cuerpo físico es apenas un instrumento que utilizamos para experimentar la vida en este mundo más denso. Olvidaron también que vinieron a este plano de la materialidad para aprender a vencer y a suplantar las ilusiones creadas por lo material, a aprender a dominar y a subyugar el ego y la personalidad llena de voluntades, para poder acceder al Ser (lo Superior).
La humanidad está aprisionada en patrón vicioso y no ve salida; se enredó en lo negativo y lo destructivo. Las personas crearon su propia prisión karmica y consecuentemente-, sus enfermedades y sus desgracias.
Para los que anhelan el cambio de lo negativo en positivo, llegan las esencias florales, con su Divina misión de ayudarnos a expandir la conciencia y liberarnos de viejos e inútiles patrones negativos, destructivos, patrones mentales y emocionales. Los florales actúan trayendo la energía de la fuerza y la comprensión de transformación para la plena realización de los más profundos propósitos: el comienzo del nacimiento de un nuevo ser, más libre, más maduro y responsable frente a sí mismo, a los otros, al reino animal y al reino vegetal. En fin, un ser más feliz y más consciente de su verdadera dimensión, a más allá de la dimensión material.
Las esencias florales son gotitas cargadas de pleno Amor de la Divinidad que, por la Misericordia, nos son donadas y nos llevan a una nueva conciencia y percepción. Nos capacitan para usufructuar lo nuevo que está surgiendo en este alborear del nuevo milenio. Un nuevo tiempo que de a poco viene despuntando y trayendo sus nuevas y potentes energías crísticas contenidas en ciertas flores divinamente energizadas. Gotitas que nos señalan el camino a seguir, nos enseñan, nos protegen, nos inician en la transformación consciente, envueltos en la energía del Amor Incondicional, de la Fraternidad y de la Alegría.
«Y si repartiese todos mis bienes para dar de comer a los pobres y si
entregase mi cuerpo para ser
quemado y no tengo amor, de nada me sirve.»
Texto bíblico. Epístola de Pablo a los Corintios.

Flor Blanca

Solanum SP

Cuarto rayo – Blanco – Pureza, Belleza, perfección

Segundo Rayo Dorado – Sabiduría

Nivel del Alma: «Trabaja la Pureza para percibir que todo lo que no es esencial tiene que ser extirpado.»
Nivel de la Personalidad: Esencia floral indicada para deshacerse de viejas e inútiles actitudes (posturas mentales y emocionales). La energía de los rayos blanco y dorado, con sus fuerzas espirituales fluyendo a través de los canales energéticos correspondientes al sistema glandular endócrino, viene a enseñarnos la necesidad de remover lo inútil.
Indicada para la limpieza profunda, abriéndonos a patrones más elevados de conciencia.
Esta esencia floral deshace el bloqueo de esta energía estancada, reconduciéndonos a nuestra primera vocación: la Pureza, cualidad necesaria para nuestro renacimiento espiritual.
Se utiliza para los procesos de cicatrización (emocional y física). En fisura de senos en la lactancia, como depurativo de la sangre; también en enfermedades de la piel, espinillas en el rostro (para adolescentes).
En homeopatía es usada en casos de angina y lepra.