La Doctrina de Cristo en Acción

31 diciembre 2008

Infinidades de veces se ha tomado en vano el nombre de Dios, haciendo detrás de su figura, un delirante concepto equivocado, desde posturas mentales salidas del hombre y movidas por intereses personales. Muchas veces nos hemos involucrado en formas que adopta la esencia de lo que somos en el pensamiento, proclamas hipócritas, ajustes de cuentas, discriminación, e idealismos, que solo visten las formas mediocres de las consciencias, con que nos hemos visto envueltos en esta realidad. «Cristo no tiene un nombre de movimiento, ni partido político ni estructuras» tiene seres que por su ejemplo y conducta, dan muestras claras de la verdad que los guía. Nadie se proclama en nombre de Dios, ni en el nombre del hijo, para ganar votos vanos, sino para abrir caminos de humildad y de servicio, para llegar a todos los corazones que abiertos, esperan esta señal, y que en silencio trabajan para seguir su obra. Hoy, cuando todo nos hace ver lo que hemos dejado, nos hemos dado cuenta que también a pasado a descubrirse quienes somos, que todo ha sido solventado por figuras que dieron muestras de liderazgos y nos ha asombrado su capacidad y alineados a servir a un sistema que nos mantiene esclavos. El ser humano de estos tiempos, ha visto que la única salida confiable, es la salida de la capacidad que cada uno trae en el discernimiento y el criterio, que el tiempo es, que la hora y el momento justo a llegado, para que los espíritus dormidos surjan de sus crisoles, como pequeñas luces de un pensamiento puro venido del Padre. Para que nuestros niños como semillas, sigan el camino del ejemplo para dejar buena siembra, y se abra a una nueva humanidad. La doctrina de Cristo en acción, es una muestra clara de lo que todo hombre debe establecer con su ejemplo, que lega en el respeto y amor por la vida, en el compromiso hacia los demás y por un mundo mejor, donde todos seamos felices. Muchas fueron las batallas que hemos librado en esta vida, con aciertos y fracasos, pero la guerra más grande que libra el hombre hoy, es con uno mismo. Quien no de muestras claras de amor, es porque no ha sabido interpretar que tan bajo hemos caído. Aquel que se proclame mensajero debe ser el mensaje. Cristo es morir a las necesidades de los deseos y las emociones, es nacer, y romper la figura del individualismo, del interés personal, para hacernos responsables de nuestra casa, el planeta que nos sustenta y cobija. Hoy avasallado por nuestros desaciertos. Hemos visto, quienes somos, y efímero el crecimiento, creer que se es dios, y en demanda inminente al cielo, el costo que ha tenido equivocarse. Por ello, el dolor es la única figura que nos mantiene despiertos, para que comprendamos nuestras malas elecciones, por el estado de conciencia que vivimos que nos hace proclives, que el tesoro más grande está en la sabiduría, ganarle poco a poco a la ignorancia, el pecado más evidente que existe, movido por creencias que todavía ingenuas mesemos como cuentos de niños. Una nueva conciencia un Nuevo Hombre obra con inteligencia y conciencia espiritual, consciente sobre los procesos naturales de las leyes del universo, al cual debemos respetar y seguir lo que nos muestra. Quienes nos otorgan los poderes en esta tierra para destruir, cuales son sus legados de donde provienen y cual es el concepto de Dios, si todavía no lo hemos comprendido, y que a penas sabemos ser humanos. Cuantas formas que nos religan nos han separado, y cuantos dioses conocemos, para estar tan distanciados. Quienes nos manipulan, hacia donde vamos, y que emoción malogra esta verdad que llevamos dentro y exponemos por fuera. ¿Estamos seguros que hacemos el bien? O tal vez siempre estuvimos del lado opuesto. Cual es la verdad, sino la que está en todas las cosas, la verdad que existe mas allá del mismo sentido por donde vamos y que nos advierte del peligro, “no creernos todo lo que nos dicen”.
Investiguemos, sintamos con el corazón, no creamos en los discursos preparados, pues estos solo sirven para confundirnos aun más. Seamos concientes de quienes somos, y cual es el objetivo del hombre en esta tierra. Si queremos vivir con dignidad, debemos aceptar primero lo que no queremos ver de nosotros. Unámonos en la luz, conectémonos como humanidad en lo que nos une y no en lo que nos separa, creando hambres, guerras pestes y descontrol social, que permiten a las fuerzas oscuras tener mando y autoridad.