La Luz y el holograma por el que estoy hecho (COLORACIONES DEL AURA )

14 septiembre 2008

Nubes negras espesas, indican odio y malicia.
Fulgores de rojo prieto, sobre fondo negro, denotan cólera; pero en el caso de una «noble indignación», frente a una injuria o una opresión, esos fulgores son de un escarlata brillante sobre el fondo ordinario del aura.
Rojo encendido, inconfundible, pero de difícil descripción, indica las pasiones animales.
Rojo pardo, obscuro, como la herrumbre, manifiesta avaricia.
Gris plomizo, expresa profunda depresión y cuando es habitual el aura revela inexplicable tristeza.
Gris lívido, matiz horrible y horroroso, indica sensación de miedo.
Gris verde, la peculiar nube que puede con frecuencia describirse con el epíteto de «viscosa» denota picardía.
Verde obscuro, con algunos fulgores de rojo obscuro, parece engendrado por los celos.
Carmesí, indica amor. Es comúnmente un hermoso color claro, que varía muchísimo siguiendo la naturaleza del amor. Puede ser un carmesí obscuro y pasar por todos los tonos hasta el rosa pálido a medida que el sentimiento que genera la coloración es más puro e impersonal. Un rosa brillante, matizado de lila, es indicio del amor espiritual por la humanidad.
Anaranjado, claro, indica ambición; obscuro, es signo de orgullo. Los matices de este color varían por completo según los grados de orgullo o de ambición que pueden surgir de las generalidades de su descripción.
Amarillo, expresa intelectualidad. Si el matiz es profundo e intenso, indica un subplano bastante bajo como campo del intelecto; si es, por lo contrario, claro, de un brillo dorado, acercándose al amarillo limón, denota objetos más elevados y menos personales.
Verde brillante, parece señalar ingenuidad, rapidez en las resoluciones y, con frecuencia, fuerza vital.
Azul claro u obscuro, indica de ordinario el sentimiento religioso, y varía naturalmente mucho, desde el índigo al violeta obscuro, según la naturaleza del sentimiento y el impersonalismo de que está provisto.
Azul celeste (ultramar o cobalto), expresa devoción a un ideal noble y espiritual, y de un modo gradual se transforma en: Azul lila luminoso, que indica la más elevada espiritualidad, y va acompañado casi siempre de estrellas de oro parpadeantes, que parecen representar las aspiraciones religiosas.

Es menester añadir que todos esos colores sufren infinitas combinaciones y modificaciones, de tal modo que es muy difícil leer con toda claridad las indicaciones de un aura. De ahí la necesidad de tener en cuenta el grado de su brillo, la nitidez de sus contornos y el mismo aspecto de sus chakrams o centros de fuerza. Así las facultades físicas evolucionadas o en vías de evolución se manifiestan siempre por colores más allá del espectro visible; por el ultravioleta cuando se emplean para fines impersonales, por un color análogo, adicionado de ultrarrojo, cuando se trata de practicantes conscientes de magia negra. Finalmente, el avance oculto se conoce, no sólo por los colores, sino por la mayor luminosidad del aura, el desarrollo de sus dimensiones y la precisión de