Base Biológica del SEXO SAGRADO

22 octubre 2008

Este ensayo comenzó en 1995 como un e-mail privado a un hombre que dijo querer instruccio-nes claras acerca del sexo tántrico. No era religioso y no estaba interesado en el Hinduismo, así que se preocupaba de que el Tantra requiriese convertirle a una religión u otra. También quería saber si estudiar Tantra significaba tener que “su-primir» sus orgasmos, lo que dijo no sonarle muy divertido. Dijo que había estado intentado «suprimir» sus orgasmos y no estaba teniendo mucho éxito.

Lo siguiente incluye los consejos básicos anatómicos y técnicos (no religiosos) acerca de las técnicas tántricas que recibí y pueden ser transmitidas. No soy profesora en la materia. Para lo que sirva, aquí está….

Por Catherine Yronwode

MI HISTORIA: NADA ESPECIAL

Leí por primera vez acerca del sexo estilo Tantra (bajo el nombre de Carezza) en 1962. No fue hasta 1975 que encontré alguien que quería probarlo. él había leído acerca de ello también; nin-guno teníamos un maestro. Funcionó para nosotros. Eso es todo lo que puedo decir. ¡Funcionó!. No nos convirtió en pareja para toda la vida, y tampoco nos volvió «solteros oscilantes». No nos metimos en ningún culto religioso. Nos llevó a vistas espirituales de la unidad y belleza sexual.

En 1977, un amigo de mucho tiempo me dijo querer probarlo conmigo. Nunca habíamos hecho el amor antes, así que discutimos el tema durante media hora y entonces lo hicimos. De nuevo, una experiencia espiritual fue encontrada a partir de estos los más sencillos de los actos bioló-gicos. Aunque este hombre y yo raramente nos hemos visto desde ese momento, esa experiencia cambió mi vida, pues me di cuenta de que toda la movida religiosa que había leído acerca del Tantra era sólo un cúmulo de revestimientos culturales que reposaban sobre una verdad espiri-tual-biológica básica.

PISTAS NEUROLOGICAS HACIA UN MISTERIO ESPIRITUAL

En los años cincuenta (antes de las investigaciones en el cerebro de los delfines), John C. Lilly hizo algunos estudios neurológicos con monos. Sus notas publicadas revelaban que había en-contrado cuatro puntos en el cerebro que controlan la respuesta sexual en monos (machos). Usaba machos porque su respuesta sexual (tumescencia, eyaculación, etc.) era más fácil de ver y así cuantificar, que las respuesta de las hembras -pero el mecanismo es el mismo en ambos sexos.

De acuerdo con Lilly, el primer punto neural en la serie regula la excitación (erección). El se-gundo punto regulaba la contracción muscular (eyaculación). El tercero regulaba el orgasmo mismo (sensación de culminación sexual). El cuarto punto lo llamó el «interruptor maestro», porque cuando era estimulado «disparaba» los tres centros mencionados antes, llevando al mono a experimentar erección, eyaculación y orgasmo en el orden usual predecible.

Aunque Lilly no intentó aplicar esta investigación en seres humanos, creo que su descubrimien-to de estos cuatro puntos en el cerebro de los monos indica que es posible, mediante control aprendido y consciente, aprender a separar el centro de «disparo» de el proceso y así experimen-tar erección (sistema circulatorio), eyaculación (sistema muscular) u orgasmo (sistema neuroló-gico), independiente uno de otro.

Todos nosotros hemos experimentado esta disociación del centro de «disparo» en un momento u otro (no siempre bajo nuestra voluntad consciente) como cuando, por ejemplo, alcanzamos tu-mescencia pero no orgasmo, o tenemos una eyaculación «involuntaria», o un orgasmo «insatis-factorio» en el que las contracciones no acarrean el grado normal de placer sensorial. Lo que Tantra y carezza enseñan es cómo controlar estas cosas de forma que uno pueda experimentar orgasmo sin contracción, prolongando así mas allá de la contención biológicamente-regulada impuesta por la cantidad de tiempo que lleva acabar las 8-25 contracciones que tú normalmente tendrías.

Así, en términos estrictamente biológicos- la práctica del Tantra o carezza puede ser visto como algo semejante a la práctica del entrenamiento de la bio-retroalimentación. Es como entrenar a mover las orejas, algo que tienes que trabajártelo, porque el control voluntario de la musculatu-ra requerida no es parte de nuestro entrenamiento corriente en la vida.

¿Y de dónde viene la experiencia de la espiritualidad entonces? Eso, he llegado a creer, es tam-bién parte de nuestro cableado neurológico. Los seres humanos parecemos estar naturalmente equipados para experimentar el mundo metafísico. Muchas técnicas de épocas antiguas de per-cibir el reino espiritual hacen uso de la repetición (de himnos, oraciones, cantos, danzas) mien-tras se enzarzan en una atención mental exclusiva en las fuerzas cósmicas. Tantra provee de ambas, repetición y atención. No es la única forma de alcanzar la gloria espiritual como sus practicantes puedan afirmar, pero es una vía, y lo suficientemente buena para mí.

LAS TÉCNICAS

Numerosos tratados se han escrito sobre las «técnicas» del yoga tántrico y del carezza. Esto abarca varios sistemas de prácticas físicas y religiosas hinduistas, budistas y taoístas, que pue-dan o no puedan incluir actos sexuales. El carezza es un término acuñado en los Estados Unidos durante el siglo XIX por la Dra. Alice Bunker Stocham, para su sistema de metafísica sexual no-religiosa basado en parte en yoga tántrico hindú. Otras formas americanas no religiosas de sexo sagrado del s.XIX incluyen los «misterios anseiróticos» de Paschal Beverly Randolph y la «continencia del macho» del Reverendo John Humphrey Noyes (llamado así por la cantinela acerca del orgasmo del hombre).
A pesar de las diferencias culturales, las instrucciones reales sobre qué hacer durante el sexo, son remarcablemente similares de una «escuela» de sexo sagrado a otra. Esto por sí sólo es una sólida indicación de que hay una verdad biológica universal bajo las variadas formas de Tantra y carezza. Es por tanto mi opinión -y admito que pueda ser ofensivo para tántricos hinduistas y budistas-, que las instrucciones religiosas específicas pueden ser ignoradas sin dañar la esencia de las enseñanzas del sexo tántrico.

Si deseas aprender las técnicas, primero debes percibir cuál es el acto reflejo en tu orgasmo. Só-lo obsérvalo unas veces (diez o más), y presta atención a cómo funciona. (Puedes querer hacer-lo mientras te masturbas, pues podría resultar perturbador para tu pareja). Especialmente, fíjate que hay un breve momento en la llegada del orgasmo en el que te das cuenta conscientemente de que va a ocurrir pero aún no se ha convertido en nada inevitable. Ahí es donde más tarde emplearás tu tiempo.

En el orgasmo típico (ambos, masculino y femenino), hay de 8 a 25 contracciones musculares. Las mujeres tienen más que los hombres; cuántas puedas tener variará según cada vez. Aprende cuántas contracciones experimentas usualmente. (Por ejemplo, mi cantidad normal es 18-20, nunca menos, pero a veces más, y eso no ha cambiado durante 30 años).

Ahora, mejor que «suprimir» un orgasmo, intenta dejar que una o dos contracciones ocurran y entonces relájate. Si puedes aprender a dejar que ocurran una o dos oleadas de contracciones orgásmicas y relajarte en ese momento respirando pausadamente, y permaneciendo atent@, y dejar que tus músculos abdominales se vuelvan flácidos (NO intentando pensar en otra cosa que distraiga tu atención), entonces puedes aprender a repetir esto una y otra vez. Imagínate a ti mism@ en el borde de una ola de placer, una ola que no rompe y se derrama sobre la orilla.

Puedes practicar esto con tu pareja o mientras te masturbas. Es más fácil con tu pareja porque puede mantenerte en el borde de la ola, suavemente cambiando de posición y así frenándote de ir hacia la etapa de empujes pélvicos involuntarios que has estado intentando «suprimir».

Mientras aprendes a cabalgar en el borde-de-la-ola, túrnate con tu pareja. Si uno monta en la ola de gloria, el otro actúa como un «cuidador», vigilando que el jinete-de-la-ola no caiga en el arrastre del orgasmo. Cuando el jinete-de-la-ola alcanza saturación y se relaja, intercambiáis papeles. Durante el transcurso de un encuentro sexual, podéis intercambiar papeles a menudo, durante una hora o más. Podéis también descansar (en un estado semi-detumescente), y comen-zar otra vez más tarde si preferís. Cuando tú y tu pareja lleguen a estar afinados el uno con el otro, ya no pensarás más en quién está cabalgando la ola y quién está guiando; los papeles se mezclarán y enredarán y ambos simplemente «estaréis» ahí. Esa es básicamente la «enseñanza secreta» del Tantra.

A veces, mientras aprendes estas técnicas, el «cuidador» se ve bañado en un sentimiento de po-der personal, sabiendo que él o ella puede causar que su pareja «cabalgante» llegue al orgasmo, simplemente haciendo un ligero gesto en el punto en el que la pareja «cabalgante» se deja ir y se relaja. Esta experiencia de poder no debe ser despreciada. Está llevando profundamente a dar-nos cuenta de que alguien ha dado su sexualidad a tu control, y es un placer de gran magnitud observar el proceso del desplegar el orgasmo de tu pareja, pero una vez hayas comprendido tu poder en la situación, no fuerces a tu pareja más allá del borde, pues puede desarrollar descon-fianza, y la pareja que es continuamente forzada al orgasmo puede perder el buen sentido pro-prioceptivo que pueda estar desarrollando. [propriocepción» es un término fisiológico para la sensación/sentimiento kinestésico que se origina en el interior del cuerpo.] Ocasionalmente, cuando uno de los dos está necesitado sexualmente (por ejemplo, una mujer durante la parte ovulante de su ciclo menstrual), el obsequio de liberarse hacia el orgasmo puede ser ofrecido y aceptado, pero estáte preparado para que también, la oferta sea rechazada. Recuerda, en todo momento vuestro objetivo debiera ser compartir igualmente durante la experiencia, no adivinar qué crees que desea tu pareja.

Una recomendación de la duración mínima del tiempo para pasar intercambiando «oleadas» en-tre la pareja es veinte minutos. Muchos que han practicado y estudiado esto piensan, incluida yo misma, que aunque menos de cuarenta minutos será agradable, no producirá la experiencia espiritual perseguida. Recuerda, este momento es compartido por ambos; eso no quiere decir exactamente diez minutos cada uno en el «punto-límite», pues puede llevarles unos pocos se-gundos o un minuto el regresar a ese estado de «cabalgamiento en el límite» después de que has terminado tu turno como cuidador de tu pareja. Al incrementarse vuestra experiencia, encontra-reis que podéis cambiar de cuidador a cabalgador en menos de un puñado de segundos; cuando eso ocurre, sólo debéis tener cuidado de no volveros confiados y «olvidar» relajaros cuando vuestro entrenamiento os diga que es el momento de relajarse.

Si, por razones de olvido o sobreexcitación, alguno en la pareja es conducido inexorablemente hacia el orgasmo, que ninguno se alarme, enfade o apene. Por una cosa, si habéis estado muy cerca del límite por mucho tiempo y ves a tu pareja resbalarse, es cuestión simplemente de su-mergirte y unirte en la experiencia orgásmica. O, si lo prefieres, puedes observar, content@ en ver desde el punto aventajado de la contemplación calmada. En mi experiencia, cuando uno en la pareja falla al mantener la técnica de «cabalgar la ola», el o ella se medio disculpa y es per-donad@ con besos cariñosos; no tiene sentido la molestia o el resentimiento, porque ambos saben que el suministro de placer no se mide rácanamente, y que el equilibrio se restaurará en el tiempo debido.

Si llegáis a ser buenos en estas técnicas y las disfrutáis, podéis encontrar que habéis desarrolla-do la «satisfacción» de un orgasmo (esto es, vuestro impulso sexual se habrá manifestado tem-poralmente) después de veinte o treinta minutos, y no necesariamente querer un orgasmo, o podéis experimentar sensaciones orgásmicas que no están acompañadas de contracciones. Por otra parte, podéis encontrar que en ese momento en el que se decide si estar manifestados y en el que ninguno quiere un orgasmo convencional, sí quereis ambos, AHORA, y podéis finalizar el acto sexual tumultuosamente.

En la práctica tántrica no religiosa como el carezza, no hay premio ubicado en evitar el orgasmo totalmente contractivo -esto es, no hay teoría acerca de que la energía kundalini del hombre que brota de sus testículos hacia su cerebro y cae de nuevo hacia abajo se «desperdicia» si eyacula- así pues, elegir tener un orgasmo o no tenerlo depende de vuestra personalidad, del día del mes (para la mujer), y de cómo vosotros os sentís acerca de los beneficios del Tantra «puro» (sin or-gasmo), y cuánto disfruta cada uno del entrenamiento físico puro del avance hacia el orgasmo.

Para más acerca de las técnicas relacionadas en carezza y que no ocurren en la mejor conocida disciplina del yoga tántrico, mira mis páginas de Técnicas Carezza y del Control de la Eyacula-ción en el Varón.

ES ESTO SEXO SAGRADO… O SÓLO «BUEN SEXO»?

Ninguna cantidad de práctica en las «técnicas» te garantizará la experiencia espiritual, y detesta-ría prometer algo así a quien lea esto. De hecho, puede decirse que la búsqueda de la maestría en las «técnicas» es como un callejón sin salida, pues estudiar el método para excluir el desarro-llo de la veneración sincera por la vida y la unión sexual puede no llevar más allá de una cierta cantidad de control sobre el acto sexual, sin el sentimiento de temor santo y gloria espiritual que es esencial en la experiencia del Tantra y carezza.

Aún así, en mi opinión -basada en mi experiencia personal y la de mis amig@s- estas técnicas son más que una receta para el buen sexo. Creo que si te involucras en ellas con un corazón respetuoso, tú SÍ experimentarás sentimientos espirituales mientras las haces. Estos sentimien-tos espirituales han formado la bases de varios religiones orientadas hacia el sexo y cultos má-gicos, pero está en ti el ubicarlos en aquel contexto metafísico que mejor se adapte a tu propio ser.

Las prácticas tántricas hinduistas tradicionales -comer los cinco alimentos sagrados, elevar la energía kundalini a través de tus chakras, buscar la luz azul, y todo eso- son útiles para ti en tan-to aceptes las premisas alegóricas, religiosas, alquimistas o simbólicas que subyacen en ellas.

Si percibes al chakra-corazón como nada más que el lugar de una bomba muscular, no tendría sentido para ti visualizar la energía kundalini en tu corazón. Pero algo ocurrirá en tu corazón, nada menos, y encontrarás un nombre para ello.

Si piensas que el dios Shiva y la diosa Durga son remotos y oscuros para tu experiencia diaria o condicionamiento cultural, sería una pérdida de tu tiempo aprender sus nombres o atributos ico-nográficos y gestuales. Pero sin nombre o con el, sentado en la manera del loto o no, tú y tu pa-reja entrareis en un reino de divinidad, así que estar preparados, pues Tantra os llevará allí.
Para permitir que los sentimientos sexualmente espirituales evolucionen sin incluirlos en un contexto religioso, prueba la técnica carezza, mira a los ojos de tu pareja, pensando acerca de la universalidad del congreso sexual entre todas las especies, y entonces extendiendo tu conscien-cia más allá de la pareja hacia el mundo y el cosmos. Podrás encontrarte en lo que se suele lla-mar «el océano magnético», una sensación de que eres una parte activa de una experiencia sexual universal en marcha, que es la vida misma. Esta sensación de magnetismo durante la mediación dio pie en el Siglo XIX a otro nombre para carezza-magnetación, un término acuña-do por John William Lloyd.

COMENZANDO — CON TU PAREJA O SÓLO

Si estás en una relación de compromiso y te interesas en Tantra o carezza, debieras ser cauto al comentar el tema con tu pareja. él o ella podría tomar tu interés como la evidencia de que estés desinteresado en sexo «normal» o puede sentir que desacreditas su sexualidad, que no es «sufi-cientemente buena» para ti. Tu pareja puede pensar que no es «romántico» discutir espirituali-dad basada en lo biológico, o que requerir un poco de práctica en la actividad sexual sea menos «espontáneo» que la actividad sexual no tutelada. Estáte preparado para afrontar estas preocu-paciones pacientemente.

Si no tienes pareja, una forma de explorar Tantra como una experiencia espiritual es invocar una. En el Tantra budista tibetano este amante imaginario se llama tulpa. Cuando invocas un@ tulpa, ofrece honor y respeto a la persona en la que la imagen está basada. No imagines que tu y tu tulpa están haciendo cosas convencionales, «calientes» y «sexys»; en su lugar, imagina que tu tulpa y tú están meditando y magnetizando como se describe arriba. Si decides tener un orgas-mo, ofrécelo a tu tulpa como lo harías con tu amante, como una oración, una bendición, un don sagrado. Un amigo tántrico, querido y gracioso, una vez describió sus orgasmos masturbatorios sagrados parafraseando una vieja canción de The Shirelles:

Cada noche antes de ir a la cama, cariño
Susurro una pequeña oración para ti, cariño
Y le digo a todas las estrellas allá arriba
«Esto es dedicado al Amor de Una-Mirada»

Espero que estas pistas sencillas lleguen a los lectores a los que pretenden llegar. No soy profe-sora de Tantra, solo una mujer carezza; para más información, puedes desear leer libros de este tema o hacer un taller de Tantra yoga o clases de entrenamiento por un profesor cualificado. Si buscas un gurú de yoga tántrico o un profesor de técnicas tántricas occidentalizadas, por favor, acude a la Lista de Profesores mantenida por E-Sensuals (a la que no estoy afiliada). La gente nombrada en esa lista tienen reputación y muchos de ellos viajan a varias regiones del mundo, así que pide los calendarios de sus giras.

Lo que quieras que hagas ahora, has de saber que no estás sól@. El Sexo Sagrado es el océano magnético en el que tus camaradas humanos están flotando incluso mientras lees estas palabras. Si todos fueran como nosotros, este mundo sería un lugar más pacífico en el que vivir.

EL CLÍTORIS DURANTE LA RELACIÓN

por Catherine Yronwode
[translated by Jaime Segura]

A mediados de los 90, cuando la red era menor, había un simpático pequeño grupo de news lla-mado alt.sex.wizards. Era un lugar amigable, una comunidad virtual en la que cualquiera podía preguntar sobre sexo, y alguien -o varios- le responderían sinceramente y sin enjuiciarle. La mayoría, no todos, de los que planteaban preguntas eran adolescentes, pero como todo esto su-cedía antes del clamor desorbitado para censurar materiales sexuales explícitos, no teníamos problemas con ello. La mayoría, no todos, de los que contestábamos las preguntas (los magos-wizards), teníamos 40 años o más, la mayoría con hijos. Disfrutábamos respondiendo las pre-guntas, incluso cuando eran las mismas una y otra vez. Yo era una entre cinco mujeres maduras que respondía preguntas todos los días acerca de orgasmos femeninos, sobre dar de pecho o si a las mujeres realmente les gustaba el sexo oral. Había casi el mismo número de hombres madu-ros que respondían día tras día a preguntas sobre orgasmos masculinos, sexo homosexual, y técnicas de masturbación.

Entonces se inventó el spam. Pronto el grupo de news fue invadido de anuncios tipo 900 (sexo telefónico), o XXX Caliente y Sucia (páginas porno en la red), sobrepasaron a las preguntas acerca de sexo. En unos pocos meses, la comunidad de magos se fue cada uno por su camino, Bonnie, Elf, Rob… docenas de colegas que conocí brevemente y nunca he vuelto a encontrar. Echo de menos alt.sex.wizards. En su memoria, he resucitado algún material que escribí y que apareció allí. No es de sexo sagrado per se, pero al igual que el artículo sobre el control mascu-lino del orgasmo, se refiere a técnicas que cualquiera entrenando para mago querría conocer.

Jazzmine escribió:

> Nunca he tenido un orgasmo durante la relación. La relación
> es todavía placentera, pero nunca alcanzo ese punto.
> ha hecho alguien al respecto para alcanzar el orgasmo?
> si lo has hecho y funciona, por favor, dímelo para
> poder probarlo.

Y katgrrl escribió:

> Me gustaría saber -especialmente por mujeres ahí fuera- la forma más fácil
> para las parejas para conseguir el orgasmo vaginal. He oído que la mayoría de las
> mujeres sólo los tienen después de haber estado con su pareja mucho tiempo…
> También he oído que ciertas posturas parecen conseguirlo más fácilmente.
> Qué piensas de ello?

y Stacey escribió:

> Asumiendo la verdad, que las mujeres se sacian a través de la estimulación de su
> clítoris (no usualmente logrado durante la relación), un pene entrando y saliendo,
> tenga prepucio o no, no lo conseguirá. Punto. No importa el macho esté tres horas
> o tres minutos antes de correrse. Simplemente no lo hará.

Primero, todos sabemos, bueno, la mayoría) que el clítoris es el órgano análogo al pene en el hombre. Es el asiento para las sensaciones nerviosas conocidas como orgasmo.. Pedirle a una mujer que tenga un orgasmo sin estimulación directa o contacto sobre su clítoris es exactamen-te, precisamente, lo mismo que pedirle a un hombre que tenga un orgasmo sin estimulación o contacto con el pene. PUEDE hacerse, pero ten presente que no es corriente y puede no ser par-ticularmente recompensante.

El tubo de la vagina mismo tiene muy pocas terminaciones nerviosas estimulables sexualmente (aunque sí tiene terminaciones nerviosas que sienten la presión). Las terminaciones nerviosas de la vagina aumentan hacia la parte exterior de ella, y están más concentradas donde se curva hacia la apertura de la vulva y arriba hacia el clítoris.

El tejido del escroto (no de los testículos) de un hombre está formado por tejido fetal análogo al de los labios vaginales menores en la mujer. La costura inferior en el medio del escroto es don-de los labios se dividirían en una mujer. Las dos áreas tienen la misma presencia de terminacio-nes nerviosas, así que pedirle a una mujer que tenga un orgasmo por la sóla estimulación de los labios de su vulva sería lo mismo que pedirle a un hombre que lo tenga estimulándose sólo su escroto. PUEDE hacerse, pero como dije, no es usual.

La mayor parte de las mujeres alcanzan orgasmo mediante la fricción del clítoris contra el hue-so púbico del hombre mientras están enlazados en la relación, o a través de la estimulación del clítoris, mediante contacto manual u oral.

Pero Sigmund Freud, el descubridor del psicoanálisis, afirmaba que las mujeres que tuvieran orgasmos de clítoris eran infantiles. Opinaba que para ser verdaderamente madura, una mujer debe tener solamente orgasmos vaginales. Su teoría ha sido largamente desacreditada, psicoló-gica y anatómicamente, pero aún algunas mujeres reportan orgasmos vaginales sin fricción del clítoris.

Para comprenderlo, debes comprender la forma en la que el clítoris está formado y como se lle-va en el cuerpo.

La mayoría de los hombres -y también demasiadas mujeres- piensan que el clítoris es un botón diminuto de carne sensitiva ubicado por encima de la vagina, al nivel de la base del hueso púbi-co en la mujer. Esto NO ES VERDAD.

El clítoris es un tallo de tejido eréctil, construido igual que un pequeño pene, con una cabeza sexualmente sensitiva en su punta (el glande), justo igual que la cabeza de un pene pequeño. Viene equipada con un prepucio, al igual que un pene sin circuncidar, y durante la excitación sexual, el prepucio se retrae, exponiendo el glande del clítoris, el pequeño botón que la mayoría de la gente piensa que es el órgano completo.

A diferencia del tallo del pene, que cuelga libremente, el tallo del clítoris reposa verticalmente a lo largo de la línea divisoria del cuerpo, cubierto y nunca visible, justo debajo de una capa de grasa y piel. La raíz del tallo del clítoris alcanza la vagina hacia abajo. Para imaginarlo mejor, recuerda que los labios vaginales son análogos al escroto y ahora piensa en la manera que la ra-íz y el tallo del pene emergen del área del escroto y visualiza la raíz y el tallo del clítoris (cu-bierto debajo de una capa de grasa y piel) emergiendo de la parte superior de los labios vaginales y terminando en el pequeño glande, que asoma por fuera de la piel. ¿Lo cogiste?.

Pero la gran desventaja de tener el clítoris sujeto en un lugar bajo la piel es que la mujer tiene poca libertad de movimento para la estimulación. Imagina si el pene estuviera quirúrgicamente unido a la carne del abdomen, con solamente el glande libre en su punta y no hubiera forma de empujar adentro y afuera. Un hombre estaría a merced de la habilidad de su pareja o de su acep-tación de su limitado margen de movimiento tendría que restregar su cuerpo arriba y abajo a lo largo del cuerpo de su pareja para estimular el pene en la misma forma que ella lo hace con su hueso púbico (algunos hombres hacen esto cuando se masturban frotándose contra su colchón) o el habría de pedirle a ella que acariciara el glande de su pene de la forma que ella le pide a él que acaricie el glande de su clítoris.

Parece como si las mujeres lo tuvieran duro, no? ¿Como que lo tienen difícil para saciarse por causa de la posición fija del clítoris? ¡No es así!

Hay una ventaja distinta en tener el clítoris fijo en un lugar: cualquier tirón hacia debajo de la piel que cubre la raíz y el tallo del clítoris es sentido directamente en el glande, y es tirado hacia abajo a través del prepucio. Así, la fricción del pene del hombre entrando y saliendo de la vagi-na puede, tirando y soltando la raíz y el tallo del clítoris, producir una estimulación indirecta en el glande del clítoris. Muchas mujeres son capaces de tener orgasmos como este, aunque el pro-ceso, siendo indirecto, puede tomar más tiempo que llegando al orgasmo mediante la fric-ción/estimulación directa del glande del clítoris. Al no ver el clítoris completo bajo su cubierta de piel y grasa, muchas mujeres (y sus parejas masculinas) piensan que no han estimulado el clítoris (con lo que quieren decir el glande del clítoris) -cuando en realidad lo han hecho- y así llegan a la idea de que han alcanzado un orgasmo estrictamente vaginal.

Hombres, imaginar ser masturbados por una mujer que sólo juegue con la raíz y el tallo de vuestro pene y con la piel del escroto, pero nunca toque la punta del mismo. ¿Os correríais? ¿Os correríais quizás, después de un buen rato? ¿Sería posible, no?

Lo que hubierais experimentado (lo llamaremos un orgasmo de tallo de pene), sería lo equiva-lente al orgasmo vaginal de Freud.

¿Piensas que esta forma de juego sexual sería tan placentero como el tener a tu pareja tocando o lamiendo la cabeza sensitiva de tu pene? ¿Sería tan placentero como deslizar el glande de tu pene dentro y fuera de su vagina caliente, blando y húmedo? ¿Es la estimulación del tallo todo lo que desearías tener cada vez que haces el amor? ¿Es la estimulación del tallo del clítoris todo lo que querrías que experimentara tu compañera cada vez que hace el amor contigo?

El orgasmo vaginal existe, como también el orgasmo del tallo del pene. Pero ninguno es busca-do mucho por la mayoría de los hombres y mujeres. La mayoría busca la estimulación de los glandes del pene y del clítoris. Y eso es por lo que recomiendo que en el interés de la gloria conyugal, hombres y mujeres ignoren las admoniciones e instrucciones de expertos como Freud y sus seguidores, y hagan lo que a cada uno le guste más.

Según reza un viejo refrán «Lo que es salsa para el ganso es salsa para la oca». Es decir, los hombres y las mujeres se parecen más de lo que se diferencian. O como dice la Biblia «Haz a los demás lo que quisieras que te hicieran». Esto es, deja que el placer mutuo sea tu mejor y más sincero guía.

Desafortunadamente, o es lo que me parece, cuando el ridículo concepto de Freud del orgasmo puramente vaginal fue tirado a la papelera de la historia (¡Hay que le vaya bien!), lo sexólogos centraron su atención solamente en el clítoris. O para ser más exactos, en el GLANDE del clíto-ris. A los hombres se les enseña frotar y lamer el pequeño botón y asegurado esto, y sólo esto, satisfarían a sus parejas. A las mujeres se les enseñó -especialmente por unos pocos autores fe-ministas rabiosos- que como era casi imposible para una mujer tener un orgasmo vaginal, el sexo de pareja ideal para una mujer sería el de ser masturbada o lamida. La fricción del pene dentro y fuera de la vagina, clamaban estos autores, era inútil cuando se trataba de estimular a una mujer hasta el clímax.

Aunque esta noción -de que el sexo del pene-en-la-vagina rara vez lleva a la mujer al orgasmo- pueda ser verdad para algunas mujeres, NO lo es definitivamente para todas, o incluso la mayo-ría. Y para un determinado número de mujeres, incluida yo, los orgasmos más satisfactorios (a los que llamo los orgasmos de papas empanadas), los que son ENORMES y siguen y siguen, SÓLO ocurren durante el sexo del pene-en-la-vagina.

¿Qué hago para que el orgasmo del pene-en-vagina sea tan alcanzable -y adorable- para mí? ¡Pues llevar a mi clítoris a una excursión!

Desearía poderles dibujar una ilustración aquí. Lo intentaré con palabras. El clítoris es un órga-no análogo al pene situado por encima de la abertura de la vagina. En la mayoría de las mujeres sólo su punta (el glande) está a la vista, y entonces sólo cuando uno retrae el prepucio clitorial o cuando el clítoris se erecciona y emerge del prepucio.

Internamente, el tallo clitorial tiene una pequeña inclinación. Si cortaras el cuerpo de una mujer de arriba a abajo en dos mitades iguales, el clítoris parecería como un pequeño dedo encorvado, del cual sólo la parte superior emerge del prepucio, o como un pequeño narciso que aún no se ha abierto y está inclinando su capullo hacia abajo y hacia fuera.

El clítoris es flexible y eréctil. Durante la erección se alarga y su curvatura se endereza a una mayor o menor magnitud, dependiendo de la anatomía personal, hasta que alcanza el ángulo de un narciso abierto, aún apuntando hacia fuera, pero un poco menos hacia abajo. No sólo el clí-toris es flexible, sino que su tallo está sujeto por unos pequeños ligamentos internos que le permiten moverse arriba y abajo en la línea media del cuerpo, raíz y todo.

La raíz del tallo de este pequeño órgano se asienta, en la mayor parte de las mujeres, justo en la porción baja del hueso púbico, llamado el sínfisis en terminología médica.

Volviendo a mirar el cuerpo desde el corte anterior, el sínfisis es un hueso oval. Su perfil está configurado como el de un balón de rugby puntiagudo, teniendo el eje largo más o menos de arriba a abajo, el tallo del clítoris situado en el ángulo recto respecto al eje del oval, y la curva clitorial partiendo de la punta del clítoris apuntando hacia fuera o abajo, dependiendo de la va-riación individual. Entre el hueso púbico y el clítoris hay una capa de grasa y músculo, una pe-queña almohadilla para él.

Los hombres también tienen un sínfisis o hueso púbico. El suyo está ubicado encima de la raíz de su pene, y también lo cubre una capa de músculo y grasa, acolchándolo.

En la relación, si la pareja se ajustan bien en términos de tamaño y postura, la mujer se posicio-nará de manera que su clítoris se ubique entre su sínfisis y la de su compañero. Esto se llama cogida del clítoris. Entonces, al final de cada empuje del hombre hacia adentro, ella hará un gi-ro de su pelvis hacia abajo y hacia fuera que presionará su clítoris firmemente entre los dos huesos y lo frotará hacia arriba. Eso se llama excursión clitorial.

El efecto de la cogida clitorial y la excursión es mover el clítoris hacia abajo mientras entra el pene, y hacia arriba (bajo presión y fricción) al final del empuje del pene. Así, con cada empuje del pene, el glande del clítoris es frotado a lo largo del hueso púbico acolchado de su pareja. El empuje-fricción hacia arriba del clítoris -causado por el giro pélvico hacia abajo que ella hace al final del empuje hacia dentro del pene- es la más placentera de las dos direcciones.

El alcance del empuje clitorial puede variar desde media pulgada a una pulgada y media, de-pendiendo del tamaño del clítoris, de cuánto se proyecta, cuán curvo es, y cuán ágil es la mujer moviendo su pelvis.

Cualquier mujer que haga esto experimentará definitivamente la estimulación clitorial durante la relación. Una mujer en un estado normal de excitación bien entrenada en la cogida del clíto-ris y en la excursión puede alcanzar el orgasmo durante la relación con la misma vivacidad que con la masturbación, si quisiera. También puede aprender a controlar sus movimientos para prolongar la relación durante un largo tiempo, especialmente si su pareja está por cooperar.

Moviendo sus nalgas hacia fuera y reduciendo la cogida clitorial, ella puede evitar correrse de-masiado pronto mientras su pareja continua el empuje adentro y afuera.

Si ella deseara que él se ralentizara mientras ella se acelera, puede indicar (mediante cualquiera de las formas de comunicación que la pareja use), que él debería acortar sus empujes durante unos momentos. La fricción reducida del pene a un empuje de unas dos pulgadas le evitará la eyaculación precoz, mientras le permitirá a ella experimentar un completo empuje de excursión clitorial de pulgada y media, llevándola cerca al orgasmo.

Si desea verdadero control, debe ponerse sobre el hombre o tumbarse ambos de lado con las piernas de ella alrededor de él. Estas posiciones le permitirán el más completo margen de mo-vimientos y compensarán ampliamente la menor longitud de su herramienta.

Con la práctica, la estimulación clitorial completa durante la relación vaginal y el pausado or-gasmo mutuo llegarán. Hablo como alguien que lo sabe.