Oración de un soldado por su hijo

1 May 2009

Dame, Señor, un hijo que tenga la fortaleza de reconocer cuándo ha flaqueado, el valor de encararse consigo mismo cuando tema; que lleve alta la frente en la honrada adversidad de la derrota; que sea modesto y benigno en la victoria. Un hijo que no se contente con desear en vez de realizar; que te conozca a Ti, y sepa que en conocerse a sí mismo está el fundamento del saber. No lo guíes, Señor, por las sendas de la comodidad y el regalo, sino por aquella en que las dificultades son un acícate y reto para vencerlas. Déjale que aprenda a arrostrar las tempestades; a compadecerse de los que flaquean y fracasan. Dame, Señor, un hijo de sano corazón y altos propósitos; capaz de dominarse él mismo antes de querer dominar a otros; de penetrar en lo provenir, sin desentenderse jamás de lo pasado. Y después de haberle concedido todo esto, imploro de Ti le concedas por añadidura esa festiva disposición de ánimo que lleva a proceder con seriedad, sin tomarse uno mismo demasiado en serio. Infunde en él, Señor, la humildad y la sencillez compañeras de la verdadera grandeza; la amplitud de criterio propia de la verdadera sabiduría; la mansedumbre de los verdaderamente fuertes.

Por que entonces, Señor, yo, el padre de tal hijo, me atreveré a decirme calladamente: «No he vivido en vano».